martes, 23 de noviembre de 2010

El explorador de estos tiempos

Qué es un verdadero expedicionario? O qué lo hace ser?


Definir al aventurero que concreta su sueño, siempre me inquietó. Me pregunté hace tiempo de qué aspectos estaría compuesto, cuál sería el elemento definitorio, común, esencial a este hombre hoy…

El hombre que se destaca sólo por proponerse y ejecutar. Grandes empresas. Sueños y anhelos de muchos.

El hombre que provoca admiración.

Qué admira la gente de él? Admira sus logros.

Sus ambiciones pueden ser las mismas que las del resto. Pero sus grandes empresas pueden tener la magnitud de plasmarse en lo escrito y en lo visual. Adquiriendo para siempre, el cariz de algo público.

Una experiencia tan solitaria y personal.

Qué hace a este hombre ser tan diferente de los demás? Lo es realmente.?

Existe esta raza de hombres que están destinados a hacer cosas diferentes o estos desafíos están esperándonos a todos, listos para su ejecución?

La gran empresa hace grande al explorador? Al hombre?

Han sido preguntas que me he formulado desde hace tiempo. Desde que comencé a leer historias, crónicas, antiguas y actuales.


Afortunadamente el camino me fue llevando. Cuando se busca saber, comienza una suerte de navegación a tientas, dentro de lo que uno cree que puede ser de cierta manera. En algún punto del recorrido la verdad comienza a mostrar su verdadera cara.

De manera insospechada.

Cuando se puede saltar de las páginas de los relatos a las palabras comunes. Cuando se puede palpar a la persona, en cada gesto, mirada, expresión, tono…

Cuando es posible traspasar el portal de la experiencia por sí misma. Para empezar a hablar de ella, desde el costado más humano que se pueda imaginar. Lo que, según creo, tiene que ver directamente con la esencia de esa vivencia.

Cuando se puede hablar de la remada y el campamento sin hablar de la expedición realizada.

Cuando ocurre el milagro.

Se corre el velo.

Y aparece el hombre.

De carne y hueso. Que tuvo un sueño. Y era tan fuerte y predominante que buscó concretarlo.

Un hombre que no pensó mucho la magnitud y el tamaño de lo que haría. Pero que sí, estudió pormenores detalladamente para darle forma a una idea, a su sueño, que vibraba dentro de él con tanta fuerza que lo demandaba. Que requería de él movimiento.

Una motivación tan alta que proviene de lo recóndito del ser. No de la superficie de la persona que luego nos tocará ver o escuchar, o de la que se hablará y se definirá por sus logros.

Detrás del velo, se encuentra un hombre al que, fuera de la función de lo mundano, lo motiva el espíritu de aventura. Siempre. Eso aflora constantemente de su ser. Es lo que lo inyecta, le da vida, fuerza, le impregna intensidad. Lo hace sentir vivo. Se conecta con su verdadera esencia.

Es lo que predomina por encima de todo.

Todo su ser vibra ante la posibilidad de un sueño. De lanzarse a lo natural y a nuevas situaciones que lo llenen de energía.

Un nuevo lugar. Una imagen, una situación. Un nuevo contraste donde interactuar y decidir. Un sueño de transportarse y encarnar por fin de cerca, la esencia de otros hombres, reflejada, leída ya en la historia.





Como un juego de niños. Donde se juegue sólo por jugar, por diversión, por sentir.. Algo que no requiere mayor lógica. Sólo por el hecho de sentirse lleno, de vibrar una vez más.


Este soñador, contrario a lo que se podría imaginar, alguien sumamente activo a partir de sus andanzas, en lugares inhóspitos del globo…, es en realidad, una persona relajada.


Lo caracteriza la tranquilidad en situaciones duras. Situaciones límite. Donde el hombre parece enfrentarse en soledad al medio natural en forma crítica y definitoria. Donde para otros el panorama es de batalla y la psiquis define finalmente todo. Pero a partir de un concepto, que puede ser bueno o malo. Y concluir en el orden o el caos.


Es un ser con una marcada humildad. Donde jamás predominará el sentido del ego por sobre otros en la situación. Sus ojos brillan vivaces al escuchar. Más que al hablar. Porque busca en forma permanente más situaciones de juego. Y desea conocer, aprender.


Para quien la humanidad pasa por los términos más simples. De cómo se soporta hasta el no dormir en campamento, cuando la humedad te cala los huesos y el descanso ya no es descanso.


Hasta lo más especial de observar lo común de los colores más simples en contraste con aquel paisaje monocromático del medio donde se ha convivido meses enteros.


Y cuando el desafío parece exaltar la capacidad y pericia del expedicionario, lo magnífico es nuevamente la simpleza. De un joven que un día marcó un lugar en un mapa y dijo: “allí quiero ir, y voy a ir”.



La simpleza es la marca de este hombre. Un hombre que prefiere hablar y contar en la intimidad de amigos, que en público. El anonimato tal vez sea para él, el verdadero valor de su viaje.


La verdadera esencia de la travesía proviene de lo íntimo de un sueño único y muy personal. Que probablemente no se pueda decodificar desde afuera. Por más que se intente definirlo y cuantificarlo.


El sueño lo convierte en una especie de topadora. Que no admite frenos. Pues este hombre está capacitado para sortear y llevar adelante la empresa más difícil, y asume humildemente que no puede con la desmotivación ajena.



Es un sueño. Un punto observado en un mapa. Su destino ya está marcado.



Es el espíritu de un personaje admirado el que lo convoca, lo impulsa, a salir del libro, y vivir aunque más no sea algo de eso…


Para que en la conversación cada vez más enfática e intensa, donde sus ojos brillan con la ensoñación, el corazón siga latiendo en la intensidad de la acción real.


Dejar de soñar, para ver de qué se trata.


Porque habla un ser primitivo que él lleva dentro en estos tiempos, que lo lleva a interactuar, ir a la naturaleza más cruda.



No es coraje.


Es el impulso de la pasión.


Es inspiración pura.



Moni

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Un río sin fronteras

Raid náutico de la Tierra del Fuego

El pasado 11,12 y 13 de noviembre se llevó a cabo el vigésimo encuentro internacional denominado RAID NAUTICO DE LA TIERRA DEL FUEGO. Este clásico evento une a palistas locales y del vecino país con visitantes argentinos de diversos lugares, y extranjeros también. La finalidad es bajar el río Grande en camaradería desde estancia Onamonte (Chile) hasta su desembocadura en el Atlántico en Argentina. A continuación algunas fotos para ilustrar lo que nos dejó esta fiesta.


                                Una isla con mucho espacio...compartida por dos países hermanos...
Para llegar al lugar de inicio de la travesía, Estancia Onamonte, se debe viajar por espacio de 4 horas, sortear pasos fronterizos, en la única ruta transitable hacia la región de Cameron, en la zona occidental de Tierra del Fuego.    


Por fin.. el encuentro con las embarcaciones y el río...



Un lugar pleno de contrastes.
Colores y luz en la primavera..., precipitaciones y nieve en el invierno.


                   El río Grande nace a unos kilómetros, en las montañas... En una zona donde los bosques de a poco empiezan a fundirse con la estepa patágonica.   








Una vez instalados los remeros, el raid es sinónimo de encuentro...
Intercambio entre los fueguinos y los de afuera. Al calor del fuego, en el campamento, se suceden las  anécdotas, chistes y canciones hasta bien entrada la noche.




El sol en Tierra del Fuego sale en el E cerca de las 5:30hs en esta época del año.



Su luz da vida nuevamente a este paraíso.
Tras los primeros mates, sólo resta desarmar campamento y bajar a cargar los botes...




Previo al zarpe, las inspecciones se conjugan con el deseo de plasmar un momento muy especial para todos...


A un variado encuentro de remeros le acompañan variadas elecciones...


El kayakista que disfruta su experiencia individual...


La canoa que todavía navega con honores en el río Grande...


 Y el río que acoge a todos, nos lleva, y acompaña a su manera esta fiesta en el agua...


La primer parada se da en un manchón de bosque en medio de la estepa.
Un oasis a salvo del viento que ya se deja sentir en el río...


Un momento esperado para recuperar energía y entrar en calor, para afrontar las próximas horas de remada hasta el segundo campamento: Estancia Aurelia.



Puerto de palos, un campamento en plena pampa, clásicamente azotado por chubascos de agua y mucho frío por la noche.


Donde no falta el calor familiar de quienes viajan 60 kms, desde Río Grande sólo para reconfortar a sus seres queridos.


La segunda jornada es dominada completamente por el paisaje de estepa.

La fauna fueguina queda en total y merecido protagonismo...






         El "peladero" en la "parada del gaviotero" es ameno hoy. El viento mermó, el sol acompaña y ayuda al relax.





Hacia el final de la travesía del río Grande, el paisaje impacta con las "barrancas de Allen"...



Algunos remeros foráneos preguntan en el último kilómetro donde culmina todo?
Hace 20 años el lugar emblemático es: EL PUENTE COLGANTE DEL RIO GRANDE.


  
  




lunes, 15 de noviembre de 2010

Tierra del Fuego y el hombre

Qué buscó el navegante antiguo en estas aguas?. Qué persigue el kayakista actual al venir a esta tierra?. Qué especie de magia o magnetismo ejerce este lugar tan apartado, distante y remoto para mucha gente en el mundo que llega con el único propósito de “recorrer el fin del mundo”?.




Antaño, eran los tiempos de descubrimientos, la era de los estudios científicos y el auge comercial que buscaba intensamente un paso hacia el Pacífico. Lo que aventuraba a miles de navegantes a tierras y mares totalmente desconocidos. Muchos de ellos con finales catastróficos en cientos de naufragios que se pueden leer en variados libros de expediciones a estos confines.

Afortunadamente, dependiendo del humor, prejuicio, cuestión filosófico- religiosa, las concepciones acerca del lugar y sus habitantes variaban ampliamente.

Desde navegaciones por el Cabo de Hornos exitosas y conforme a los tiempos establecidos, a relatos de terror definiendo lo que se experimentaba en la navegación como el caos del mismísimo infierno. Donde la buenaventura del Creador había abandonado estas tierras a la nada, y a lo más bajo en la escala de la “condición humana”.

Es donde términos como canibalismo se hacían presentes también para el yámana, contrarrestados por elogios a la etnia Selk´nam, a su conformación física, su organización social, etc.

El lugar fue de los últimos en ser “descubiertos”. De los últimos en ser “civilizados”. Es una región con una historia reciente pero increíblemente intensa. De su constitución en general, por clima y geografía ha llegado a cargar hasta con el simbolismo de ser un lugar de castigo y prisión. La misma tierra que otros seres humanos amaban y concebían como perfecta en todos sus perfiles.
             

                                                                                

En la cordillera húmeda y enmarañada, en la zona media más amena y protegida, salpicada de sierras y bosques, o en la estepa norte y oriental cercana al atlántico barrida por los vientos constantes del oeste, desprotegida pero llena de luz y amplitud.




He leído y escuchado tantas veces los términos fría, hostil, estéril, dura, mortal…, que me pregunto qué atrae a los navegantes a estas aguas fueguinas?.

Qué busca el kayakista en Tierra del Fuego?.

                                                                            


Medirse con la Tierra del Fuego salvaje, domar a un ente, un espíritu que es único y no puede ser domado.

Medirse consigo mismo en sus límites, su pericia, sus capacidades.

Buscar una experiencia extrema, físicamente hablando… no sólo en la capacidad técnica sino en la resistencia y fortaleza física para convivir con un clima cambiante y duro en todas las estaciones del año que puede enajenar sumado al cansancio y estrés emocional.

Conectar con la experiencia espiritual de encontrar respuestas a tantas preguntas que vienen del interior.

O simplemente encontrar la PAZ en el aislamiento, en la conexión directa e instantánea con la naturaleza, en su expresión virgen, intocada. Lejos de toda presencia de civilización, sólo uno y el medio.


                                                                                       
                                                                     


Será esa la adrenalina mayor? Estar preparado para afrontar esa soledad, y depender de sí mismo, lo que a muchos puede llevarlos a sentirse desnudos, desprovistos, indefensos.?

O interactuar en soledad con el mar fueguino agitado, elaborando de allí una situación de amistad amena y de juego o de batalla campal mortal para ver quién manda o gana.

Qué trae al hombre a la Tierra del Fuego, su ego o su humildad?.

Viene por la tierra en su esencia o por sí mismo? Por la necesidad de un triunfo deportivo frente a sí mismo y sus pares, o la búsqueda de una experiencia única que se imprima en su historia interior.Viene a descubrirla o a descubrirse?

Cada kayakista lo sabrá, o no. No necesariamente se está conectado arriba de un kayak con la esencia de la tierra, con lo natural, ni consigo mismo.

No necesariamente tenemos la madurez para disfrutar cuando es el momento de hacerlo, conectando con el niño interno que llevamos.

Y no necesariamente entendemos lo que Tierra del Fuego nos ofrece siempre cuando intentamos definirlo y domarlo.

Los expedicionarios sienten el frío, padecen ciertos momentos de la navegación, o las esperas en tierra cuando la última palabra la tiene el clima también, se acurrucan en sus carpas, o terminan volviendo a casa sin concretar su fin.

                                                            


Los visitantes ocasionales sufren el frío también, padecen momentos en el río donde el viento los enfría en cuestión de segundos y los obliga a acurrucarse hacia cubierta remando bajo, prueba su resistencia, su psiquis, su paciencia, sus ganas de continuar la travesía.

Luego en tierra, los lleva a la carpa más temprano que lo habitual porque el frío manda. Y no se puede seguir disfrutando cuando el cuerpo no entra en calor. Y el levantarse también se convierte en una tarea difícil, escuchando el viento silbar y sacudir la carpa.


                                                                             

Y todavía espera el zarpe. La entrada al agua, donde todo adquiere otro tono, tal vez más dramático para algunos.

Donde no hay descanso en la remada cuando arrecia el viento en las curvas o de frente. Donde el aire se cuela entre la ropa y entra en el cuerpo. Se instala. Te entumece.


                                                                           
Donde comentan sorprendidos la versatilidad y capacidad de cambio del clima fueguino.

El fueguino en cambio se sorprende de qué los trae aquí.

Qué tiene Tierra del Fuego? Qué provoca? Qué imprime? A qué invita?

Cuál es su magnetismo? Ser difícil y salvaje? Poner a prueba la resistencia humana? Ser impredecible?

Es inhóspita y salvaje donde la vista alcance. Es tranquila cuando pace el guanaco y vuela el cóndor.


                                                                          
                                                                                                                                                           
Es fría cuando el sol se pone y cálida cuando permite que sus rayos aporten bienestar.

Es húmeda en el campo y seca en el viento de estepa.

Es lúgubre en el invierno aletargado por la tarde y vital en la mañana de verano plena de luz.




Es remota en sus latitudes y distante en sus espacios agrestes. Es cercana y amigable en la sencillez y lo ameno de su gente.
                
             
                                                                                          
Es perfecta tal como es.

Moni