miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cruce del Beagle


"Nací en Harberton pero me trajeron de bebe para acá en un bote, hace poquito fuí a conocer después de 50 años ese lugar, yo soy mestizo la única pura es mi tía Cristina, si usted es nieto de doña Enriqueta seguro que ella lo va a querer conocer, ya que ellas eran primas"

Martín Calderon











Remo yamana








  No había vez que mirara al frente hacia la costa norte de Isla Navarino y no me invadiera el deseo de conocerla. Mi imaginación volaba a esa isla, sabía que alguna vez llegaría en mi kayak a sus costas.

Hoy no estoy hablando de un terrible cruce fueguino en kayak, ya que son algo así como 8 kilómetros de ancho lo que divide, en el Canal Beagle, a Puerto Williams (Navarino- Chile) de Puerto Almanza (Tierra del Fuego- Argentina). Teniendo esto al alcance de la mano, o de unas paladas, si hubiera alguna dificultad, se podría decir que lo difícil para el kayakista hoy, son las restricciones de navegar sin embarcación de apoyo, así como los trámites migratorios de rigor,  ya que se cruza la línea imaginaria en el medio del canal, que constituye la frontera internacional entre Argentina y Chile.


El kayak tiene la particularidad de llevarme a rincones muy mágicos y sorprendentes.
Para los que tenemos un  marcado sentimiento de identidad con la zona, y nos gusta encontrar un pedazo de historia a la vuelta de un cabo o pasando una bahía, encontramos que el mejor transporte es precisamente calzarse un kayak y dejar que Tierra del Fuego nos regale momentos inolvidables. Cuando se está en esta sintonía fina de conexión con el espíritu de las cosas, sólo hay que abrir los sentidos y el corazón, pues la magia va a aparecer inequívocamente.





Evento

La gente de Ecodeportes, con Diana Méndez a la cabeza, viene organizando hace tres años el cruce, de los cuales este último llego a concretarse,las otras veces, se suspendieron por mal tiempo, el factor quizá más característico y determinante en Tierra del Fuego.



La idea es unir en kayak Ushuaia con Puerto Williams en tres días; por motivos laborales yo no podía ser de la partida desde el comienzo, por eso me dieron la alternativa de unirme el día sábado y efectuar sólo el tramo del cruce del canal.
Para mí estaba más que perfecto. Mi cometido era estar del otro lado, como tantas veces lo había palpitado.





Navegación

Navegar el Beagle es siempre una linda experiencia, el entorno extremadamente pintoresco de sus empinadas montañas y tupidos bosques siempre verdes, hacen el navegarlo muy agradable,  aún cuando la calma del agua imprima cierta monotonía, para el kayakista siempre acostumbrado a esa cualidad por demás cambiante del clima. Uno empieza a degustar esta sensación de estar sometido siempre a lo imprevisible, sin excepciones.

El canal Beagle en un día calmo



 El canal decidió brindar un extraordinario día de calma; así el cruce llevó 1 hora 20 minutos de puro remo, sobre ese espejo planchado, con la postal impactante de Williams y las montañas de Navarino enfrente. Una imagen con un magnetismo difícil de obviar.
 El Beagle ya se había cobrado dos intentos anteriormente, éste era un premio a la perseverancia del ser humano,  que éste había otorgado.






Puerto Williams:

Esta población se encuentra en la costa norte de la Isla Navarino; pertenece a la comuna de Cabo de Hornos con una cantidad de habitantes que no supera los 2270. La mayoría pertenece a la base militar; otros empleados del estado, y unos pocos pescadores. A 2 kilómetros se encuentra Villa Ukika, la famosa  reserva Yámana. Para quienes amamos la vida tranquila, esta villa es un refugio rural, pesquero, se respira tranquilidad y quietud en cada esquina. 

 Puerto Williams




Amigos, historias y fútbol:

Después de desembarcar en el famoso club de veleros Micalvi, protagonista de relatos de más de un kayakista que haya doblado el Cabo de Hornos..., fuimos tratados estupendamente por gente de gobierno. Nos recibieron de una forma muy gentil, pusieron a disposición dos guias y una combi para hacer una especie de tour que comprendía el museo antropológico Martín Gusinde; la primer casa de Tierra del Fuego del reverendo anglicano Stirling; Villa Ukika y una hermosa cascada en las afueras del poblado. Más alla de estas vedettes para el turista, Williams está emplazada en Isla Navarino, este es sólo el puntapie de cientos de lugares increíbles que posee esta isla poco recorrida por el hombre, por agua y tierra: Wulaia, capital de los asentamientos yámanas, Caleta Mejillones, los famosos Dientes de Navarino- una belleza para el caminante. Todo esto sin olvidar que se ha constituido esta gran isla en la puerta al Cabo de Hornos.











Casa Stirling









El manto místico de la historia de estos lugares, se empezaba a sentir y  vivir paso a paso. Lo que yo había ido a buscar, se estaba dando de una forma tan natural como mágica.

Ni bien caminamos una cuadra, me encontré con la proa de un barco expuesta cual monumento en la tierra. Pertenecía al YELCHO, buque chileno que auxilió y rescató a la tripulación del HMS ENDURANCE en isla Elefante, en el sector Antártico. Yo que había volado junto con mi imaginación al leer el libro “Atrapados en el hielo”,  en esta tarde podía literalmente palpar un pedazo de historia y del barco que salvó a la gente de Ernest Schackleton. Y sólo llevaba media hora en Williams!
























El grupo de kayakistas era reducido. Fuimos once remando y el resto de la organización del cruce en el semirrígido. Este grupo humano en su cualidad de no ser masivo,  fue por demás agradable para mi,  porque la cosa se tornó cálidamente íntima. 



Nos prestaron el gimnasio del lugar para dormir. Por allí aparecieron dos pelotas, una de básquet y otra de fútbol. Demás está decir que lejos del cansancio, donde hay una pelota, el espíritu de un niño resurge. 
Sobraban ganas de pasarla bien y compartir, así que ahí nomás un sorteo al viejo pan y queso y a formar dos equipos. Jugamos hasta donde nos dieron las piernas y un poco más. 
Los momentos líricos se hicieron ver fugazmente. Conclusión: el kayak es lo nuestro, comparado con el fútbol.



El mismo día recibimos la visita de una pareja que se radicó en el lugar hace más o menos un año. Se trataba de nuestro amigo Cristian Donoso y su esposa Fabiola Torres.
Hablar de Cristian es hablar de aventura pura, arriba de un kayak en la Antártida o en  la Patagonia chilena. De ello ya existen suficientes increíbles relatos, por eso recalco sólo su visita de genuina amistad, ya que él es un integrante más de esta región y se involucra en las actividades que se desarrollan en ambos países.



La última Yamana

Al otro dia con Martín Lengnick nos levantamos muy temprano, y como sabíamos que sólo nos quedaban horas en la isla, decidimos caminar los dos kilómetros hasta la Villa Ukika, en busca de algo que no sabíamos bien,  pero sí sentíamos muy internamente que ése era el lugar al cual ir.




Al llegar dimos unas vueltas, como perro que se quiere acomodar, y pasamos la villa de largo, subiendo una larga pendiente para tomar algunas fotografías panorámicas, buscando plasmar un momento que habíamos ansiado durante largo tiempo. Cuando volvíamos parado en el camino estaba el.

Un hombre robusto que nos miraba amigablemente, y nos acercamos. Presentaciones de por medio, este hombre dice ser el sobrino de Cristina Calderon, la última Yamana. Yo digo ser nieto de la India Varela con la misma naturalidad que él me comentaba lo suyo. La naturalidad con la que llevaba la sangre de dos pueblos canoeros puros,  los Yamana y Kaweskar, de estos confines. Una historia que hoy hay que buscarla en los libros, y de la que aún poco se sabe.

Martín Calderon :  “si usted es nieto de doña Enriqueta seguro que ella lo va a querer conocer, ya que ellas eran primas”

Me sorprendió gratamente lo que me estaba diciendo. Sin dudarlo le dije si no era molestia que le vaya a preguntar si nos podía  atender.

Con la aprobación de Cristina ingresamos a su casa. Ella estaba tan interesada como yo en conocernos. También nació en Harberton como su sobrino, y se instalaron en Navarino en los años 50.
Fue tal el impacto, la espontaneidad del encuentro;  que sólo hablamos de gente vieja, que conocíamos en común o de la que en mi caso particular había escuchado hablar.
Me contó que ella era prima de mi abuela de origen Selknam, ya que ambas etnias llegaron de alguna manera a juntarse y convivir en Estancia Harberton, bajo el amparo de los Bridges. Me mostró un portarretrato donde estaba mi abuela sonriente, en una visita que ella alguna vez le hizo en su casa...

 Hoy puedo ver que fui en busca de una historia que enlazaba mi propia historia.

Tierra del Fuego tiene una magia que sorprende todo el tiempo, crucé a remo el Beagle, como tantas veces los remeros ancestrales parientes de Doña Cristina lo hicieron. Motivado siempre por la magia del espíritu yamana.

Y me encontré del otro lado con una mirada dulce. La de la última YAMANA aceptándome en su linaje...



Marcelo