sábado, 25 de diciembre de 2010

Los que remaron aquí

Pertenecer a una tierra, un entorno con cultura canoera, es algo muy simbólico para el kayakista. Siempre se hace presente el espíritu yámana cuando navegamos las aguas de su Onachaga (canal Beagle), al sur de nuestra isla grande,” Onaisín” (país de los onas) para ellos en el pasado.

Recuerdo una noche en Isla Uallalanush (Gable) al este de Ushuaia, mirando los contornos nocturnos, sentada al calor del fuego, el kayak en la costa, en el silencio más absoluto y perfecto, hacia el paso actualmente conocido como Mackinlay. Enfrente, a sólo minutos de navegación, Isla Wulla (Navarino-Chile).

Recuerdo sentir muy dentro de mi ser una vívida sensación de transporte en el tiempo a aquellas épocas donde el yámana utilizaba esta isla como parada y establecimiento, cuando recorría clásicamente el canal de este a oeste o viceversa, de paso a Wulaia (Canal Murray), o más al sur hacia el Cabo de Hornos…

El tiempo se detuvo y la sensación me abrazó cálidamente. Y no me sentí tan distinta ni distante de este hermano fueguino. Una misma conexión, una misma energía.


                                                                                 

Los dos valoramos el fuego de manera crítica y esencial, luego de la navegación, para restablecer el cuerpo, el ánimo, la moral. Como preludio del sitio donde organizaremos el que hoy será nuestro okor (hogar). Ambos usamos el fuego como denominador de socialización, el momento de charlas, de distención, de impresiones, en torno a la vida y la navegación.



En la simpleza de este momento yace nuestro mundo.


Y si pudiera cargar mi pequeño fuego en el kayak como él lo hacía, en esta Tierra del Fuego que te transmite su naturaleza fría toda vez que estás sentado inmóvil por horas…, lo haría.

                                                                              
                                                                            
Y encallaría en esta costa elegida, no reparando hoy en el timón, sólo en mi bienestar corporal y anímico. Mi mundo. Pues allí comprendo que está la clave de mi supervivencia en todo sentido, como aquel que navegaba días a territorio alacaluf, en la búsqueda de su “piedra” del fuego o intercambiaba sin dudar sus objetos de más valor por este preciado material. Porque en el calor, puedo dormir tranquilo. Recuperar energías. Para volver al agua.


Porque para ambos la embarcación, al momento del contacto e interacción en el agua: LO ES TODO, nos define como navegantes. Nos hace sentir parte de algo, del TODO. Nos da sensación de completitud. En lo más simple y rústico de nuestra esencia natural. Eso somos. Así nos lanzamos a interactuar y descubrir nuevos horizontes, aquellos que son los propios.


Sobre la embarcación y en tierra los dos contemplamos en armonía el medio que nos cobija y atiende. Nuestra isla. Nuestra tierra. Y ello nos define en esencia. Eso fuimos, somos y seremos. Ese es el origen. Toda vez que un hombre se embarque y salga al agua con su bote eso será, en ello se convertirá sin restricciones ni falsas interpretaciones. Estará solo con el medio. Y esa circunstancia le acercará la verdad suprema, de quien es finalmente.

                                                         

La imaginación es una herramienta increíblemente poderosa y perfecta, recurriendo a ella el ser humano no necesita más.

Y Tierra del Fuego tiene esa magia. Basta un simple intento para conectar con el pasado. El silencio, el ambiente natural poco tocado, los lugares que aún hoy en día ofician de cementerio de historias que alguna vez fueron corrientes y para algunos de nosotros tienen un valor incalculable, el capricho del paso de la historia para el hombre, que lo hace todo especial.

Cuando ya no está: valoramos. Cuando ya no se puede preguntar: buscamos aprender. Cuando no existe físicamente: es cuando apreciamos el cuantioso valor que antes no se ofreció.

Sólo unos pocos pudieron asistir como testigos,con marcada conciencia, al dramático final del yámana o yahgan, y de las restantes etnias en la isla. Para siempre. Inevitablemente.

Sin dejar de sentir pesar por un hecho desencadenado por otros “de su misma especie”. Un hecho significativo por su carácter de destino acelerado trágicamente por esos otros y por su peso en la historia del lugar, y del mundo también.


                                                                           

Se ha escrito mucho sobre nuestros hermanos yámanas. Por lo general de su pobre contextura física, de su esencia errática respecto del “orden” social. De su característica marítima. De sus costumbres.

Parece imperar en todo libro, escrito o documento una necesidad imperiosa del “hombre blanco” por descifrar el alma del indígena. Saber qué resguarda como concepto místico, su espiritualidad. Lo religioso, las creencias en lo que está más allá de lo físico.

Una necesidad de “clasificar desde el ojo de quien lo mira”, la evolución de este hombre en la escala de la humanidad, para finalmente colocar a esta gente en la repisa de escalafones de todo tipo.

Para fortuna del navegante en kayak, el yámana es un hermano del agua. Un hábil remero, del que hay mucho que aprender, más que comparar.

Un remero que navegó con destreza por miles de años unas de las aguas más duras del planeta. En la canoa de corteza de coihue o guindo de su invención. Con la que se aventuró a la zona del Cabo de Hornos, y en su pariente el Alacaluf, hacia la extremadamente castigada región del oeste, los canales fueguinos que ofrecían bellas caletas y bahías reparadas y en la contraparte, la fría extrema humedad y desolación del viento del Pacífico.

Un hombre moldeado y superado para convivir con un medio duro y hostil, toda su vida. Marcado por este contacto y por su estilo de vida. Estoico superviviente del medio fueguino. Sabio navegante, protagonista indiscutido de la navegación en el sur.

Un hombre que perseguía su sustento embarcado, emparentado desde sus primeros días de vida con las frías aguas de su tierra, a través de un “bautismo helado” que lo fortalecería y sería augurio de fortaleza física y destreza.

Un hombre con sentidos marcados a fuego desde la infancia, hábil para detectar el mínimo cambio de clima, de su región. Preciso para leer en la oscuridad los intrincados pasos entre las islas de su país. El hombre al que recurriría el “blanco” para asegurar su exitosa navegación cuando la tecnología traída de afuera, no alcanzaba, no servía, no igualaba, la destreza del “indio”… que conocía su mar como la palma de su mano.


                                                                                   
Un hombre que se complementaba en el agua y en tierra con su compañera y padre amoroso de sus hijos. Ella navegaba, nadaba, extraía mariscos, pescaba, cargaba enseres domésticos, se encargaba de los niños.

El saltaba a tierra para establecer el fuego del que sería su campamento por días, arponeaba, cazaba guanacos cuando era posible, fabricaba herramientas, construía su embarcación, un arte cultivado por miles de años, su razón de vivir, su poderío, su herencia, su hogar…


Un ser humano que logró "sobrevivir" en Tierra del Fuego más de seis mil años, gracias a la costumbre ancestral de compartir.


Un ser alegre, vivaz. Un hombre que le encontraba sentido a la vida, tal cual era, aceptaba su existencia y su destino sin vueltas. Y era feliz en su medio.


Un remero que empujó sus límites como pocos, en su frágil canoa para ver de qué se trataba aquella tierra más allá que tendría promesas de abundancia, su misteriosa Chuanisín (Isla de los Estados).



Un puro en todo el sentido de la palabra.


Moni




martes, 7 de diciembre de 2010

Reflexiones desde el Cockpit "Rolar o no rolar"

“Rolar o no rolar, esa es la cuestión”. Sabés como rolar tu kayak?. Más importante, necesitás saber cómo rolar tu kayak?.


En todos mis años kayakismo e instrucción puedo decirles que hay ciertos temas que pueden llenar un salón de kayakistas con debates acalorados. Este es uno de ellos.

En los inicios del kayakismo las salidas fuera del kayak no eran una opción. El kayak no era un deporte, era una forma de vida y supervivencia. El entrenamiento empezaba cuando uno era un niño. Y digo niño, porque todo lo que he leído indica que a las mujeres no se les permitía hacer kayak. De hecho, hubo tiempos en que más aún a las mujeres no se les permitía tocar un kayak.




En el kayakismo moderno cualquiera que quiera remar tiene los medios mientras pueda comprar o pedir prestado un kayak.

El concepto del entrenamiento de por vida ya no existe porque el kayak se ha convertido en un deporte y pasatiempo. Para muchos una salida fuera del kayak no significa muerte inmediata debido a aguas frías. Los materiales nuevos y las técnicas nos han dado alternativas. Un rol no es necesario para sobrevivir como kayakista.

La habilidad de rolar le da al palista la autorecuperación más eficiente. Es la recuperación más rápida con el menor tiempo de exposición a los elementos. Un rol le puede proveer al palista más opciones. Y es también la maniobra más contra natura que hay en el kayakismo. Como mamíferos, amamos el aire. Deseamos naturalmente sacar nuestra cabeza arriba para respirar. Para rolar tradicionalmente traés tu cabeza al final. Una vez que el palista aprende a rolar a menudo dirá que no es difícil. Cuando mirás un rol llevado a cabo correctamente se ve sin esfuerzo. Sin embargo, estás dispuesto a poner el tiempo que se necesita para aprender a rolar?. Si lo estás, cuáles son tus motivos y es el mejor uso de tu tiempo?

Hago estas dos preguntas NO porque estoy en contra de enseñar el rol. Desearía que todos supieran como tener un rol confiable. Pregunto esto porque he visto mucha frustración cuando los palistas no pueden rolar y parecen perder un tiempo precioso en sólo una destreza. Tal vez algo de ese tiempo de entrenamiento debería ser dedicado a otras y más importantes destrezas.

Derek Hutchinson me dijo una vez: “ Rolar es un signo de éxito. Tener que rolar es un signo de falla”.

Si algo de ese deseo de rolar fuera gastado en maniobras/habilidades de apoyos entonces el rol puede no necesitarse. Ya que estás obligado a perder o fallar un rol más tarde o temprano cuánto tiempo has gastado en tus auto y asistidas habilidades?. Además, estás vestido para inmersión cuando terminás nadando? Trajiste un flotador de pala y una bomba de achique o pensaste que simplemente  ibas a rolar?.

 Una sugerencia : el libro “Eskimo Rolling” de Derek Hutchinson. El tiene muy buenas historias de muchos kayakistas famosos contando su historia del día de cuando el rol salió de la ciudad pero sin ellos.

Repito, estoy totalmente a favor del rol pero no en la negación o desatención de otras habilidades que personalmente creo son más importantes. Recomiendo perfeccionar tus habilidades/capacidades básicas (autorecuperaciones, recuperaciones asistidas y apoyos) antes de perfeccionar tu rol.




Estas habilidades son el fundamento, la base del rol y una gran reserva en caso de que el rol falle.

                                                  


                                                                              
Creeme cuando digo que tu rol confiable va a fallar al menos una vez en tu vida.

Permítanme un momento para hablar del “rol confiable”. Defino el rol confiable o seguro como ese que se hace cuando no se espera. Si llego hasta vos para apuntarte un pájaro a la distancia y luego te vuelco cuando estás mirando ese pájaro, el rol que usás para salir arriba sería un rol seguro. Me divierte cuando uno se tiene que preparar para tirar su rol confiable ( clips para la nariz, tomar aliento, posicionarse, contar hasta tres y luego rolar)..

Traigo esto a tu atención porque mi experiencia me ha mostrado que más de la mitad de aquellos que reman en el mar no tienen un “rol confiable”.

Esta no está entendida para ser una declaración negativa. La creencia de que el resto de la comunidad kayakística puede rolar su kayak es una falacia.

He visto un montón de presión autoimpuesta en kayakistas para aprender el rol creyendo en este mito. Si la falsa creencia te impide aprender tus habilidades básicas en lugar del rol, entonces te sugiero que reconsideres tus prioridades.


Podés llevar una vida productiva como kayakista y nunca aprender o saber cómo rolar? SI!SI!SI!. Si querés aprender el rol te animo a hacerlo pero no al costo de otras habilidades. Si te tomás el tiempo para aprender a rolar buscá ayuda experimentada, hará un mundo de diferencia. Una vez que aprendas el rol, no olvides practicar tus otras maniobras/habilidades.

Wayne Horodowich


“Tenés que cometer errores para ser mejor.”


“El buen juicio se aprende de la experiencia. La experiencia se gana a partir del mal juicio.”

martes, 23 de noviembre de 2010

El explorador de estos tiempos

Qué es un verdadero expedicionario? O qué lo hace ser?


Definir al aventurero que concreta su sueño, siempre me inquietó. Me pregunté hace tiempo de qué aspectos estaría compuesto, cuál sería el elemento definitorio, común, esencial a este hombre hoy…

El hombre que se destaca sólo por proponerse y ejecutar. Grandes empresas. Sueños y anhelos de muchos.

El hombre que provoca admiración.

Qué admira la gente de él? Admira sus logros.

Sus ambiciones pueden ser las mismas que las del resto. Pero sus grandes empresas pueden tener la magnitud de plasmarse en lo escrito y en lo visual. Adquiriendo para siempre, el cariz de algo público.

Una experiencia tan solitaria y personal.

Qué hace a este hombre ser tan diferente de los demás? Lo es realmente.?

Existe esta raza de hombres que están destinados a hacer cosas diferentes o estos desafíos están esperándonos a todos, listos para su ejecución?

La gran empresa hace grande al explorador? Al hombre?

Han sido preguntas que me he formulado desde hace tiempo. Desde que comencé a leer historias, crónicas, antiguas y actuales.


Afortunadamente el camino me fue llevando. Cuando se busca saber, comienza una suerte de navegación a tientas, dentro de lo que uno cree que puede ser de cierta manera. En algún punto del recorrido la verdad comienza a mostrar su verdadera cara.

De manera insospechada.

Cuando se puede saltar de las páginas de los relatos a las palabras comunes. Cuando se puede palpar a la persona, en cada gesto, mirada, expresión, tono…

Cuando es posible traspasar el portal de la experiencia por sí misma. Para empezar a hablar de ella, desde el costado más humano que se pueda imaginar. Lo que, según creo, tiene que ver directamente con la esencia de esa vivencia.

Cuando se puede hablar de la remada y el campamento sin hablar de la expedición realizada.

Cuando ocurre el milagro.

Se corre el velo.

Y aparece el hombre.

De carne y hueso. Que tuvo un sueño. Y era tan fuerte y predominante que buscó concretarlo.

Un hombre que no pensó mucho la magnitud y el tamaño de lo que haría. Pero que sí, estudió pormenores detalladamente para darle forma a una idea, a su sueño, que vibraba dentro de él con tanta fuerza que lo demandaba. Que requería de él movimiento.

Una motivación tan alta que proviene de lo recóndito del ser. No de la superficie de la persona que luego nos tocará ver o escuchar, o de la que se hablará y se definirá por sus logros.

Detrás del velo, se encuentra un hombre al que, fuera de la función de lo mundano, lo motiva el espíritu de aventura. Siempre. Eso aflora constantemente de su ser. Es lo que lo inyecta, le da vida, fuerza, le impregna intensidad. Lo hace sentir vivo. Se conecta con su verdadera esencia.

Es lo que predomina por encima de todo.

Todo su ser vibra ante la posibilidad de un sueño. De lanzarse a lo natural y a nuevas situaciones que lo llenen de energía.

Un nuevo lugar. Una imagen, una situación. Un nuevo contraste donde interactuar y decidir. Un sueño de transportarse y encarnar por fin de cerca, la esencia de otros hombres, reflejada, leída ya en la historia.





Como un juego de niños. Donde se juegue sólo por jugar, por diversión, por sentir.. Algo que no requiere mayor lógica. Sólo por el hecho de sentirse lleno, de vibrar una vez más.


Este soñador, contrario a lo que se podría imaginar, alguien sumamente activo a partir de sus andanzas, en lugares inhóspitos del globo…, es en realidad, una persona relajada.


Lo caracteriza la tranquilidad en situaciones duras. Situaciones límite. Donde el hombre parece enfrentarse en soledad al medio natural en forma crítica y definitoria. Donde para otros el panorama es de batalla y la psiquis define finalmente todo. Pero a partir de un concepto, que puede ser bueno o malo. Y concluir en el orden o el caos.


Es un ser con una marcada humildad. Donde jamás predominará el sentido del ego por sobre otros en la situación. Sus ojos brillan vivaces al escuchar. Más que al hablar. Porque busca en forma permanente más situaciones de juego. Y desea conocer, aprender.


Para quien la humanidad pasa por los términos más simples. De cómo se soporta hasta el no dormir en campamento, cuando la humedad te cala los huesos y el descanso ya no es descanso.


Hasta lo más especial de observar lo común de los colores más simples en contraste con aquel paisaje monocromático del medio donde se ha convivido meses enteros.


Y cuando el desafío parece exaltar la capacidad y pericia del expedicionario, lo magnífico es nuevamente la simpleza. De un joven que un día marcó un lugar en un mapa y dijo: “allí quiero ir, y voy a ir”.



La simpleza es la marca de este hombre. Un hombre que prefiere hablar y contar en la intimidad de amigos, que en público. El anonimato tal vez sea para él, el verdadero valor de su viaje.


La verdadera esencia de la travesía proviene de lo íntimo de un sueño único y muy personal. Que probablemente no se pueda decodificar desde afuera. Por más que se intente definirlo y cuantificarlo.


El sueño lo convierte en una especie de topadora. Que no admite frenos. Pues este hombre está capacitado para sortear y llevar adelante la empresa más difícil, y asume humildemente que no puede con la desmotivación ajena.



Es un sueño. Un punto observado en un mapa. Su destino ya está marcado.



Es el espíritu de un personaje admirado el que lo convoca, lo impulsa, a salir del libro, y vivir aunque más no sea algo de eso…


Para que en la conversación cada vez más enfática e intensa, donde sus ojos brillan con la ensoñación, el corazón siga latiendo en la intensidad de la acción real.


Dejar de soñar, para ver de qué se trata.


Porque habla un ser primitivo que él lleva dentro en estos tiempos, que lo lleva a interactuar, ir a la naturaleza más cruda.



No es coraje.


Es el impulso de la pasión.


Es inspiración pura.



Moni

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Un río sin fronteras

Raid náutico de la Tierra del Fuego

El pasado 11,12 y 13 de noviembre se llevó a cabo el vigésimo encuentro internacional denominado RAID NAUTICO DE LA TIERRA DEL FUEGO. Este clásico evento une a palistas locales y del vecino país con visitantes argentinos de diversos lugares, y extranjeros también. La finalidad es bajar el río Grande en camaradería desde estancia Onamonte (Chile) hasta su desembocadura en el Atlántico en Argentina. A continuación algunas fotos para ilustrar lo que nos dejó esta fiesta.


                                Una isla con mucho espacio...compartida por dos países hermanos...
Para llegar al lugar de inicio de la travesía, Estancia Onamonte, se debe viajar por espacio de 4 horas, sortear pasos fronterizos, en la única ruta transitable hacia la región de Cameron, en la zona occidental de Tierra del Fuego.    


Por fin.. el encuentro con las embarcaciones y el río...



Un lugar pleno de contrastes.
Colores y luz en la primavera..., precipitaciones y nieve en el invierno.


                   El río Grande nace a unos kilómetros, en las montañas... En una zona donde los bosques de a poco empiezan a fundirse con la estepa patágonica.   








Una vez instalados los remeros, el raid es sinónimo de encuentro...
Intercambio entre los fueguinos y los de afuera. Al calor del fuego, en el campamento, se suceden las  anécdotas, chistes y canciones hasta bien entrada la noche.




El sol en Tierra del Fuego sale en el E cerca de las 5:30hs en esta época del año.



Su luz da vida nuevamente a este paraíso.
Tras los primeros mates, sólo resta desarmar campamento y bajar a cargar los botes...




Previo al zarpe, las inspecciones se conjugan con el deseo de plasmar un momento muy especial para todos...


A un variado encuentro de remeros le acompañan variadas elecciones...


El kayakista que disfruta su experiencia individual...


La canoa que todavía navega con honores en el río Grande...


 Y el río que acoge a todos, nos lleva, y acompaña a su manera esta fiesta en el agua...


La primer parada se da en un manchón de bosque en medio de la estepa.
Un oasis a salvo del viento que ya se deja sentir en el río...


Un momento esperado para recuperar energía y entrar en calor, para afrontar las próximas horas de remada hasta el segundo campamento: Estancia Aurelia.



Puerto de palos, un campamento en plena pampa, clásicamente azotado por chubascos de agua y mucho frío por la noche.


Donde no falta el calor familiar de quienes viajan 60 kms, desde Río Grande sólo para reconfortar a sus seres queridos.


La segunda jornada es dominada completamente por el paisaje de estepa.

La fauna fueguina queda en total y merecido protagonismo...






         El "peladero" en la "parada del gaviotero" es ameno hoy. El viento mermó, el sol acompaña y ayuda al relax.





Hacia el final de la travesía del río Grande, el paisaje impacta con las "barrancas de Allen"...



Algunos remeros foráneos preguntan en el último kilómetro donde culmina todo?
Hace 20 años el lugar emblemático es: EL PUENTE COLGANTE DEL RIO GRANDE.


  
  




lunes, 15 de noviembre de 2010

Tierra del Fuego y el hombre

Qué buscó el navegante antiguo en estas aguas?. Qué persigue el kayakista actual al venir a esta tierra?. Qué especie de magia o magnetismo ejerce este lugar tan apartado, distante y remoto para mucha gente en el mundo que llega con el único propósito de “recorrer el fin del mundo”?.




Antaño, eran los tiempos de descubrimientos, la era de los estudios científicos y el auge comercial que buscaba intensamente un paso hacia el Pacífico. Lo que aventuraba a miles de navegantes a tierras y mares totalmente desconocidos. Muchos de ellos con finales catastróficos en cientos de naufragios que se pueden leer en variados libros de expediciones a estos confines.

Afortunadamente, dependiendo del humor, prejuicio, cuestión filosófico- religiosa, las concepciones acerca del lugar y sus habitantes variaban ampliamente.

Desde navegaciones por el Cabo de Hornos exitosas y conforme a los tiempos establecidos, a relatos de terror definiendo lo que se experimentaba en la navegación como el caos del mismísimo infierno. Donde la buenaventura del Creador había abandonado estas tierras a la nada, y a lo más bajo en la escala de la “condición humana”.

Es donde términos como canibalismo se hacían presentes también para el yámana, contrarrestados por elogios a la etnia Selk´nam, a su conformación física, su organización social, etc.

El lugar fue de los últimos en ser “descubiertos”. De los últimos en ser “civilizados”. Es una región con una historia reciente pero increíblemente intensa. De su constitución en general, por clima y geografía ha llegado a cargar hasta con el simbolismo de ser un lugar de castigo y prisión. La misma tierra que otros seres humanos amaban y concebían como perfecta en todos sus perfiles.
             

                                                                                

En la cordillera húmeda y enmarañada, en la zona media más amena y protegida, salpicada de sierras y bosques, o en la estepa norte y oriental cercana al atlántico barrida por los vientos constantes del oeste, desprotegida pero llena de luz y amplitud.




He leído y escuchado tantas veces los términos fría, hostil, estéril, dura, mortal…, que me pregunto qué atrae a los navegantes a estas aguas fueguinas?.

Qué busca el kayakista en Tierra del Fuego?.

                                                                            


Medirse con la Tierra del Fuego salvaje, domar a un ente, un espíritu que es único y no puede ser domado.

Medirse consigo mismo en sus límites, su pericia, sus capacidades.

Buscar una experiencia extrema, físicamente hablando… no sólo en la capacidad técnica sino en la resistencia y fortaleza física para convivir con un clima cambiante y duro en todas las estaciones del año que puede enajenar sumado al cansancio y estrés emocional.

Conectar con la experiencia espiritual de encontrar respuestas a tantas preguntas que vienen del interior.

O simplemente encontrar la PAZ en el aislamiento, en la conexión directa e instantánea con la naturaleza, en su expresión virgen, intocada. Lejos de toda presencia de civilización, sólo uno y el medio.


                                                                                       
                                                                     


Será esa la adrenalina mayor? Estar preparado para afrontar esa soledad, y depender de sí mismo, lo que a muchos puede llevarlos a sentirse desnudos, desprovistos, indefensos.?

O interactuar en soledad con el mar fueguino agitado, elaborando de allí una situación de amistad amena y de juego o de batalla campal mortal para ver quién manda o gana.

Qué trae al hombre a la Tierra del Fuego, su ego o su humildad?.

Viene por la tierra en su esencia o por sí mismo? Por la necesidad de un triunfo deportivo frente a sí mismo y sus pares, o la búsqueda de una experiencia única que se imprima en su historia interior.Viene a descubrirla o a descubrirse?

Cada kayakista lo sabrá, o no. No necesariamente se está conectado arriba de un kayak con la esencia de la tierra, con lo natural, ni consigo mismo.

No necesariamente tenemos la madurez para disfrutar cuando es el momento de hacerlo, conectando con el niño interno que llevamos.

Y no necesariamente entendemos lo que Tierra del Fuego nos ofrece siempre cuando intentamos definirlo y domarlo.

Los expedicionarios sienten el frío, padecen ciertos momentos de la navegación, o las esperas en tierra cuando la última palabra la tiene el clima también, se acurrucan en sus carpas, o terminan volviendo a casa sin concretar su fin.

                                                            


Los visitantes ocasionales sufren el frío también, padecen momentos en el río donde el viento los enfría en cuestión de segundos y los obliga a acurrucarse hacia cubierta remando bajo, prueba su resistencia, su psiquis, su paciencia, sus ganas de continuar la travesía.

Luego en tierra, los lleva a la carpa más temprano que lo habitual porque el frío manda. Y no se puede seguir disfrutando cuando el cuerpo no entra en calor. Y el levantarse también se convierte en una tarea difícil, escuchando el viento silbar y sacudir la carpa.


                                                                             

Y todavía espera el zarpe. La entrada al agua, donde todo adquiere otro tono, tal vez más dramático para algunos.

Donde no hay descanso en la remada cuando arrecia el viento en las curvas o de frente. Donde el aire se cuela entre la ropa y entra en el cuerpo. Se instala. Te entumece.


                                                                           
Donde comentan sorprendidos la versatilidad y capacidad de cambio del clima fueguino.

El fueguino en cambio se sorprende de qué los trae aquí.

Qué tiene Tierra del Fuego? Qué provoca? Qué imprime? A qué invita?

Cuál es su magnetismo? Ser difícil y salvaje? Poner a prueba la resistencia humana? Ser impredecible?

Es inhóspita y salvaje donde la vista alcance. Es tranquila cuando pace el guanaco y vuela el cóndor.


                                                                          
                                                                                                                                                           
Es fría cuando el sol se pone y cálida cuando permite que sus rayos aporten bienestar.

Es húmeda en el campo y seca en el viento de estepa.

Es lúgubre en el invierno aletargado por la tarde y vital en la mañana de verano plena de luz.




Es remota en sus latitudes y distante en sus espacios agrestes. Es cercana y amigable en la sencillez y lo ameno de su gente.
                
             
                                                                                          
Es perfecta tal como es.

Moni

sábado, 23 de octubre de 2010

Humor


  • KAYAKISTA: Nunca voy a aprender a rolar si seguís apretando PAUSA!

  • PECECITO: No tenés papas fritas...?
(le dedicamos este sencillo chiste a todos los compañeros kayakistas que sufren por estos días el aprendizaje del roll. Si sólo dependiera de la PAUSA en un video de roll tal vez andaríamos todos festejando por ahí!!!)

domingo, 17 de octubre de 2010

Feliz dia de la MADRE





Este es nuestro homenaje a las madres kayakistas: esas mujeres que se las ingenian para articular sus vidas en pos de dejar ser al espíritu aventurero que llevan dentro. Que se van a las travesías siempre con algo de culpa y comparten momentos de campamento ameno alternados con la clásica preocupación de una madre acerca de cómo estarán sus hijos esa anoche.

Una mujer que siempre navega llevando a su hijo en el kayak, pues de allí también ha salido alguna vez la fuerza para afrontar momentos de combate en el agua, para volver a su hijo como siempre...
La misma mujer que cuando se baja del kayak y se alista para emprender la vuelta a casa no desea otra cosa que el abrazo de su bebé.
Felicidades a todas ustedes!

miércoles, 6 de octubre de 2010

Tierra del Fuego y sus matices

Tierra del Fuego… ese nombre ante todo, siempre…. Resuena el eco en mi alma. Casi puedo escuchar a ese navegante hace casi 500 años, pronunciarlo al ver atónito a lo lejos las fogatas en tierra…


Hoy me siento otra vez en el kayak y no me aparto nunca de este fuerte sentimiento que me viene a acompañar como siempre, la emoción de tener la dicha de poder navegar un lugar tan majestuoso como éste en total libertad.

En el kayak, caminando en el campo, viéndola desde lo alto, mirando desde la costa del mar hacia el horizonte, no dejo jamás de sentirme privilegiada de poder pisar la tierra de un lugar con una historia tan nueva, pero tan contundente.

Puedo captar en esta magia que me envuelve toda vez, los pequeños matices que definen a la Tierra del Fuego.

La quietud de un día húmedo en la zona de estancias, muy cerca de la ruta 3 que te lleva a Ushuaia, lo salvaje de una costa inhóspita en la zona oriental de la isla…

El acogedor colorido del Canal Beagle, el amarronado de los lagos precordilleranos tapizados con bosques de lengas, los fiordos protegidos con sus glaciares en cascada en el Seno Almirantazgo…



Buscaba un poco de contacto con lo natural, el sur en estas latitudes nos obliga a un encierro casi total durante el invierno. Necesitaba de los olores del campo, del murmullo del agua corriendo suavecito, en algún recodo…


 Necesitaba meterme para adentro una vez más, en el medio de la nada, o del todo.

Y me pregunté al llegar, qué me ofrecerá el Ewan hoy?. Qué le aportará al kayakista un simple río de estepa, chico, serpenteante y manso?.

Le aporta al hombre, algo de lo que suele desconectarse en la ciudad, PAZ.   Basta botar el kayak al agua para ingresar a un mundo distinto, con lenguaje propio. Que a sólo pasos del auto y de la ruta, no entiende de rutinas, ni estrés, ni hábitos.

El piño de ovejas jamás pasará por el mismo lugar ni te mirarán asombradas como hoy, corriendo al bosque para proteger sus crías nuevas.

El cielo plomizo decidirá esta vez bautizarte apenas la cara con algunas gotas que serán casi una bendición, en una tierra que todavía no conoce de contaminación, donde se respira uno de los aires más puros…

Y el aire, hoy dormido, te acompañará todo el trayecto silenciosamente, otorgándote el privilegio de conocer el mantra de la naturaleza en el sonido de los pájaros, el correr del agua, tu respiración y… nada más.

Tierra del Fuego nos ofrece un paisaje de invierno todavía. Alguna mancha blanca se deja adivinar en el bosque, producto de las últimas nevadas. El suelo acusa la humedad de las precipitaciones, y me espanta las ganas de fusionar el kayak con la carpa. Pero sólo por un tiempo. Todo lo que se hace esperar sabiamente en esta tierra promete una recompensa más adelante.

Los colores, amarillentos y amarronados sobre tierra, se mimetizan con este río.

La lenga todavía no ha despertado. Aún así es tan bella como siempre. Su fisonomía desprolija te cuenta de las huellas del contacto con algo límite. El frío y el viento fueguinos.

Lo límite no permite la belleza excelsa de otras especies cordilleranas de zonas más cálidas. Pero contribuye a esta belleza única y salvaje, que está reservada sólo a lo alto en otros lugares. Aquellas alturas donde danzan los cóndores, y donde gana la resistencia de los fuertes.

De eso te habla Tierra del Fuego todo el tiempo, de la calidad de su belleza. Oculta en lo aparentemente caótico y en la aparente desprolijidad de lo salvaje.

Es intensa en sus matices. Donde quiera que navegues, camines, sentirás ese poder, que sobrecoge, subyuga por momentos, conmueve la esencia e inspira a sentirse vivo…

Moni

Bajada del Rio Ewan

viernes, 1 de octubre de 2010

La esencia de un sueño

Ir tras un sueño en la vida es una motivación muy importante, pero no es lo más importante en la vida. O si? De qué están hechos los sueños? Con qué fibra de uno se conectan?


El espíritu aventurero nos lleva a embarcarnos y a desafiar expediciones o travesías en lugares muchas veces repasadas en los libros de verdaderos exploradores. Hay en nosotros un explorador oculto, un soñador, un apasionado. Pero fundamentalmente una persona, un ser con una mochila llena de cualidades, aspectos que nos definen y nos imprimen una forma de ser y sentir.

La realidad indica muchas veces que el destino de uno no va paralelo al de otros, por más que pareciera haber un punto en común. Por otro lado el soñador está guardado dentro del hombre cuya vida está encausada también en el carril mundano y práctico. Que a veces debe amalgamarse con los ideales, proyectos, y los sueños que guarda. Como consecuencia de esto no se cuenta con el tiempo ni los medios para dejar ser con total libertad a nuestra esencia aventurera más primitiva.

Se puede sin dudas, pero el camino será mas largo y sacrificado, no es para todos en estos tiempos.

Cuando la luz del sueño se encendió sin vacilar por primera vez, fue tímidamente al principio y a conciencia al final; no sabía por dónde empezar, habían muchas ideas revueltas pero sin ningún orden de la situación.

Fue Isla de los Estados la elegida. El lugar ya estaba designado hacía mucho, llegar a Chuanisin a remo, era para mí como devolver al Yamana una ofrenda de sacrificio, caminar en Caleta Lacroix tras los pasos de nuestro marino Don Luis Piedrabuena o sentir la presencia en bahía Crossley de Anne Chapman y de mi tío Celestino Varela haciéndole de baqueano hasta en el mismo cielo, esa era la gran motivación de cumplir esta empresa.

La expedición que soñé hoy está en la recta final y el camino recorrido mostró su verdadera esencia en todos los ámbitos posibles y me reveló de qué madera estoy hecho. Una prueba importante, un ámbito para nada cómodo. Una realidad sabia e innegable.

Me confronté con mi sueño alguna vez y le argumenté que había puesto quizás más de la cuenta. Obtuve la respuesta precisa: no todo depende de uno ni del sueño en sí mismo.

El sueño es quien me define, en principios, valores y cualidades. O quién soy y de qué estoy hecho define a mi sueño. No la expedición en sí misma, Isla de los Estados no es para ir a cualquier precio porque sí nomas, para mí es un lugar donde lo espiritual prevalece sobre lo básico de cumplir con el objetivo. No hay dudas, ni fallas, ni posibles desvíos en esto.



El camino que recorrí me enseñó y fortaleció en mis principios, hoy puedo conocerme un poco más y ver que lo que nació en mi puedo transmitirlo a mis hijos.

Mis dudas, el duelo de la autorenuncia me increpa por momentos y deja correr el manto de la desilusión que pretende convencer al soñador de que “el resultado al no ir es CERO”.

El mensaje por lo general llega tras caer, finalmente para comprender más adelante que sólo el egoísmo de lo básico es el que habla. EL egoísmo de cumplir con el sacrificio personal puesto en Expedición Yahgan es una mentira. Es el sacrificio de darle el valor y respeto a la esencia propia, esa es la gran verdad.

Mi destino me ha guiado con fuerza hasta aquí. Para decirme que el sueño tiene esencia, alma y sentido fuera de la ambición del logro personal, fuera de toda especulación humana. Y como tal hoy sólo me dejo llevar por lo que éste me tenga deparado, siguiendo el camino del aprendizaje del kayak que es mi pasión, paralelo al del ser que pretendo ser, pues van por la misma vía. Nunca lo supe tanto hasta transitar el camino de Expedición Yahgan.

El soñador permanece soñando, con otras empresas de magnitud en las cuales embarcarse.

El balance siempre será positivo, desde la óptica en que se lo mire. La decisión acertada y correcta en mi etapa madurativa. El dolor del duelo de un sueño altamente anhelado convivirá conmigo por un tiempo, con ese sabor amargo que no es muerte ni el fin. Las cosas cuando tienen que pasar, suceden. No se altera el camino del destino. Y si hubo errores el mensaje es saber capitalizarlos.

Las decisiones duras, valen en sí mismas. No tal vez en el momento, sí en el futuro. Con la misma integridad que defendí mi sueño, confié y me apoyé en El, defendí y apoyé el kayakista que intento ser. La responsabilidad que brindé en cada compromiso es la misma que brindé ante el compromiso que tengo con mi ser y con lo que deseo dejar a los otros...

Por todo esto los sueños jamás se anulan, la renuncia en pos de quien uno pretende ser en la vida es lo que no se posterga y finalmente te fortalece para sí seguir soñando que es el gran motorcito motivador en esta vida. La vida…que no es una empresa, donde los objetivos no siempre tienen que ser cumplidos. Conocernos, ver cómo, cuándo y en qué circunstancias nos embarcamos en los desafíos tal vez sea en realidad la gran expedición. Madurar la cabeza y el temple para tomar la decisión correcta para mí es el gran camino al éxito personal e interior.

Marcelo Rosado