sábado, 18 de septiembre de 2010

El camino interior del roll

Siempre reflexiono que hacer kayak haya sido tal vez la experiencia que más me haya enseñado de mi misma. He descubierto más aspectos ocultos de mi ser, de mi esencia navegando o en tierra con él, que en cualquier otra actividad o papel.


En mi visión es un vergel necesario de posibilidades que me llevan más allá de la comodidad de la superficie, la superficie que tienta al ser humano a permanecer en lo que cree que es su control maestro de todo.

Desde el punto espiritual me induce un estado de reflexión necesaria para ser mejor, más equilibrada naturalmente por el acceso a ese contacto con el origen, que es revelador...la conciencia de qué tan pequeños somos en el ser parte de todo…

Desde el manejo de la técnica, me incita a dejar de lado ópticas o posturas que no aporten, me instruye a ser disciplinada, constante, correcta. A ser integral, controlada, equilibrada.



Llegar a un contacto de primer plano con los elementos naturales en su pura esencia no fue gratuito, tal vez esa fue la primera enseñanza. Transitar el camino ineludible del miedo más básico, sola, con el Avatar como testigo y camarada. Para así asimilar desde el impulso de la pasión y desde la humildad, el mandamiento de prepararme técnicamente para exprimir el “camino del kayak” lo más plenamente posible y para hacerlo seguro como está entendido que sea.

En mi camino personal de kayakista las técnicas llegaron después de un tiempo, llegaron cuando tenían que llegar, como digo. El kayak se nos va metiendo adentro, y nos va mostrando el camino, SU CAMINO. Nos va definiendo a nosotros mismos, pero fundamentalmente nos moldea, por momentos nos permite elevarnos, luego nos corrige bruscamente, cayendo al agua.

Caer al agua, volcar, para mí jamás fue sinónimo de derrota, como cuando me inicié se dejaba entrever a mi alrededor.

Sin embargo, asumí que no es sólo casualidad del destino que en esta actividad el “alumno” que posa su humanidad en el compañero, deba precisamente caer al agua y ser desprendido del kayak, quedarse solo. Prefiero verlo como una enseñanza. Se debe aprender desde abajo.

Alguna vez observé que cuanta más soberbia o necesidad de aprobación exterior mostraba un palista más rápido volcaba. Cuanto más creía poseer “la habilidad” o la “capacidad” de llevarlo, más parecía el bote querer deshacerse del kayakista.

Algunos pensarán, cuestión de técnica.

En mi opinión, hay un camino por recorrer, paralelo a los fundamentos de la técnica.

Un camino que todos transitamos, a nuestra manera. Algunos no tan conscientes de ello. Pero todos fuimos, somos y seremos probados más de una vez. En lo técnico, en lo espiritual y en lo esencial. Sobre el kayak, frente a los elementos… Y no siempre la última palabra la tendrá la técnica, el hombre. La última palabra la tendrá la naturaleza, frente a quien somos insignificantes y no tenemos control.

Tampoco es casualidad que en materia de técnica, y en el “camino del kayak” el roll sea una cuestión muy mental.

Transito hace un tiempo el camino del aprendizaje. De una técnica milenaria que el Inuit no dejaba de practicar nunca porque de ello dependía su supervivencia. Captaba su atención hasta en los momentos de ocio, en pos del manejo maestro del cuerpo que era imprescindible.

Este camino me ha enseñado mucho más de lo que creía. Me mostró lo necesario que es el equilibrio mental para articular una serie de pasos, maniobras que de no hacerlo así, el resultado siempre será el mismo. No importa mi frustración, mi alegría. Lo que logré antes, lo que no logro hoy.

Me enseñó que aún cuando puedo recuperar mi kayak y cuerpo, no siempre ha sido en una técnica limpia y suave. No puedo depender del control de la fuerza, y la musculación de los movimientos, pues eso no es control.

No importa si remo hace años o hace poco. Aquí soy un aprendiz.

No importa si lo dominé en pileta climatizada, aún falta la condición real, y aún así, el camino es largo hasta un día acabar en la situación verídica de combate.

Allí no importa el auditorio, estaré solo. Con mi stress, mi miedo, mi desgate, frente a mi cabeza, mi propio juego mental.

El roll es algo delicadamente caprichoso, en mi opinión. También prueba al alumno de una manera muy eficaz. No se puede tenerlo porque uno lo decide, hay que llegar a él, a través de su camino.

No soy quien domina nada desde mi pericia. Tengo que asimilar el bote, sentirme uno con él, asimilar el agua, interactuar con ellos. Ser parte para entender que no lo manejo todo, que no tengo poder.

Debo intentar controlar mi mente, para frenarla cuando se dispara en la soberbia de sentirse avezada, o en el miedo de creer que no lo lograré y la vergüenza de fallar una vez más...

Debo tener la humildad de asumir que el bote y el elemento danzarán al unísono, sin complejos. Que yo me constituiré el elemento defectuoso toda vez que no logre incorporarme en la superficie.

Debo entender que no se trata de pericia, de ser bueno, mejor o maestro. Hay un solo camino y es el trabajo a conciencia y disciplinado.






Buscando respuestas a los momentos de frustración, encontré las palabras de un compañero más experimentado que aportaron claridad para entender cómo opera el roll en nuestra cabeza y que me gustaría compartir, su artículo se llama:

EL JUEGO MENTAL DE ROLAR

“El fin de semana pasado estaba repasando un DVD de roll con uno de mis estudiantes. El había aprendido a rolar hace poco. Me preguntó por qué a veces no salía. Mi respuesta fue: “rolar es una habilidad mental más que una habilidad física”. Luego de mi respuesta un compañero de remadas me pidió, por teléfono, que lo ayudara con su roll. Me dijo que estaba perdiendo algunos de sus rolls últimamente. Le dije que esto era una coincidencia, porque justo estaba hablando de este problema. Le pregunté: “sabés cómo rolar”?. El respondió sí. Le dije que cuando lo había visto fallar un roll fue porque estaba ansioso o lo estaba apurando. Le hice algunas sugerencias para relajarse y técnicas que pueden contrarrestar los errores que cometemos cuando nos tensionamos. El dijo que lo intentaría en el fin de semana. Esta es una parte del email que me envió. “Tenías razón. Mi problema de roll era mental. Ayer, algunos fuimos a practicar en aguas cálidas (cerca de los 26,7 grados). Mi primer intento de roll fue sólo eso. Me di cuenta entonces que la pala se hundía porque la estaba agarrando demasiado fuerte. Luego de ello comencé a relajar el agarre y todo funcionó. Inclusive tuve un roll donde comencé a subir mi cabeza y me vi volviendo otra vez abajo. Volví mi cabeza para mantenerla mirando la pala y extendí el barrido un poco más, y terminé arriba”.

He enseñado a cientos de personas a rolar con éxito sus kayaks. Soy un estudiante de la observación. Me gusta descubrir los pequeños matices que pueden aumentar o disminuir la performance. Soy un firme creyente de que una vez que el palista aprende la mecánica del roll el éxito de él o ella en ejecutar su roll un día cualquiera en cualquier condición dada será su actitud mental.

Otro buen ejemplo del” juego mental del rolar” está en mi equipo de enseñanza. Tengo esta gente de escuela, todos ellos en muy buena forma y ágiles. Ellos están haciendo el roll con sólo 5 minutos de instrucción. Diez minutos más tarde están ejecutando el roll de su lado débil y tienen el descaro de preguntar “cómo hago un roll con manos”. Carajo, me tomó unos cuantos años descifrar el roll y muchos años más después de eso antes de que el roll con manos fuera aún una posibilidad. Sin embargo, una vez que los saco de una piscina cálida y tranquila y los coloco en el oleaje del océano es impresionante cómo muchos de ellos pierden sus rolls y nadan. Ellos conocen la mecánica pero el cambio del ambiente parece causar ansiedad, lo que se traduce en un roll fallido. Aún así, con tiempo se convierten en expertos en roll en oleaje.

Luego llevo estos kayakistas con su roll en oleaje al río en primavera. El agua fría del hielo derretido, los rápidos, un golpe ocasional de una piedra en el casco cuando están boca abajo causa a muchos de estos profesionales del roll a tener salidas del kayak (wet exits) y nadar hacia costa porque, o fallaron en su roll, o ni siquiera intentaron la posición inicial para uno. Por supuesto, con el tiempo, ellos se sienten cómodos en el ambiente del río y sus rolls regresan.

La única explicación consistente que puedo encontrar para estos kayakistas que fallan su roll es que la ansiedad está afectando su performance, lo que es común en cualquiera que esté desarrollando una habilidad o destreza. Cuáles son los errores comunes que cometemos cuando estamos ansiosos y perdemos nuestros rolls?


Cuando examinamos el roll éste es muy simple en concepto. Usar el soporte de la pala que te va a permitir girar, rolar tu kayak hacia arriba y luego permitir que el cuerpo y cabeza sigan detrás. Entonces, dónde aparecen los problemas? Primero, el roll va en contra del sentido común. Porque respiramos aire es simplemente natural querer traer la cabeza primero para tomar algo de aire. Además, la idea de salir, de emerger naturalmente lleva a sacar primero la cabeza hacia arriba. Decirle a alguien que salga del fondo del agua primero seguido por el torso con la cabeza siendo lo último parece antinatural. Esto se convierte aún en una preocupación mayor cuando nos ponemos ansiosos como si nos estuviéramos quedando sin aire.

A menos que seas esa clase de persona que se asusta por completo al ir bajo el agua, contener la respiración al menos quince segundos no es una tarea importante. En quince segundos es relativamente fácil buscar la posición inicial y tratar de ejecutar dos rolls y aún tener tiempo para un tercer intento o hacer una salida del kayak. De allí, que un roll fallido no puede ser justificado por falta de aire.

Los errores claves que he presenciado cuando los rolls fallan debido a la ansiedad son los siguientes:

1. Cabeza que sube primero para obtener aire. Tu mantra debe ser “cabeza a lo último”

2. Apurarse para ejecutar el roll en vez de tomarse dos segundos extra para posicionarse correctamente en la posición inicial. La pala parece irse fuera de curso o rumbo cuando no se comienza en la línea correcta de inicio.

3. Un agarre fuertísimo de la pala usualmente lleva a tironearla en vez de barrerla(si es un sweep roll). Un agarre muy fuerte también lleva a hundir muy profundo la pala si estás intentando un roll C to C. Un agarre tenso a menudo se traduce en un codo quebrado o doblado, que acorta tu alcance. Mantengo mis dedos sueltos en la mano que lidera el movimiento así puedo realmente estirarme y llevar mi hoja a la superficie.

4. La tensión total del cuerpo en vez de estar suelto, relajado. Cuando las condiciones se ponen difíciles y empiezo a sentir esa ansiedad que se está generando, me gusta liberar algo de esa energía exagerando ciertos movimientos. Cuando siento mis músculos del tronco tensionándose me gusta mover mis caderas de lado a lado lo más rápido que puedo para ayudar a liberar esa tensión.

5. El diálogo interno negativo no te va a sacar arriba. Una de mis frases favoritas es del libro “Ilusiones” de Richard Bach. “ Argumenta tus limitaciones y ellas serán tuyas”. Sé que si me pongo nervioso y digo “no quiero quemar este roll” o “sé que no voy a sacar este roll” o “no quiero fallar este roll en frente de mis amigos”, mi éxito será cuestionable desde el comienzo. Pensá en positivo. Cuando de golpe te vuelques, tomá un respiro normal antes de sumergirte y colocate en la posición inicial y luego sonreí mientras te visualices a vos mismo haciendo el roll perfecto. Luego llevá a cabo tu roll de una forma relajada. Tendrás una chance mayor de éxito.

Ciertamente hay otra clase de errores que se realizan pero los que mencioné parecen ser las mayores piedras en el camino con las que lidiamos y que nos llevan a no completar nuestro roll aún cuando sabemos cómo hacerlo. También estoy de acuerdo con aquellos que argumentan que algunas condiciones extremas pueden afectar un roll normal como las olas rompiendo, quedar enganchado contra un obstáculo y las aguas muy frías (equilibrio del oído interno) para nombrar las más comunes. Sin embargo, la mayor parte del tiempo cuando fallamos un roll, debo pensar que estamos lidiando con algún tipo de sabotaje interno.

El concepto de “roll a prueba de bombas” es una búsqueda válida. Sin embargo, debo decir que mi experiencia con algunos de los mejores palistas en el mundo me ha mostrado que todos nadan más temprano o más tarde.

Por lo tanto, deberías tener habilidades de recuperación en vuelco confiables si tenés que hacer una salida del bote porque te encontraste con que ese particular día estás fuera de tu juego. El juego al que me estoy refiriendo es por supuesto el juego mental de rolar. “

Wayne Horodowich

1 comentario:

  1. muy bueno Marcelo, es verdad lo que decis, la ansiedad, el apuro y el miedo al agua / al que nos salga, nos traiciona en el roll. El poner la mente en blanco, tomar se un tiempo y visualizar haciendo uno mismo un buen roll ayuda (ademas de la tecnica, claro esta)

    Abrazo!

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