jueves, 30 de septiembre de 2010

El kayakista en mi


A medida que avanzo en este camino del kayak, no sólo se abre paralelamente el mundo espiritual, motor principal que me lleva a subirme al Avatar para buscar más lejos, más allá, mi esencia de ser.


También se da el crecimiento en la actividad. La conciencia de qué tan necesarios son otros parámetros para medir la propia seguridad y la que uno le puede aportar al grupo.

En esta vida, como en todo, cada kayakista observa y elige con qué se queda, amén del ABC, los básicos cuando se habla de técnica, equipo, vestimenta, etc. Porque cada uno elige donde quiere ir, o porque el kayak lo lleva a un camino propio.

Cuanto más me sumerjo en el mundo del kayakismo que yo llamo exterior, más caigo en la cuenta de qué tan diferentes pueden ser las perspectivas, opiniones y elecciones.

Hasta hace un tiempo tuve la marcada inquietud de autodiagnosticarme. Para obtener de allí un concepto de seguridad buscando un estado mental sobre el cual pudiera trabajar para ser mejor en todo sentido. Sin poder evitar por momentos la comparación, con quienes parecen ir más adelante en experiencia y técnica. Como para establecer también un parámetro claro del que asirse para plantarse y decir: esta soy yo, acá estoy, tengo esto... pero me falta todo aquello…

Se termina mezclando una necesidad de autocalificación para ser serio en el trabajo con la posición en un mundo altamente competitivo que no creo aporte mucho, sólo si hace a la reflexión.

El hombre tiene la máquina en el cuerpo, y la mente, con las cuales se lanza a interactuar con los elementos naturales. Su mente es tal vez su arma, su carga, y su capital más valioso e importante. Su técnica es la capacidad de explotar, acompañar la naturaleza de la embarcación, para estar acorde a ciertas condiciones de navegación.

La mente es el elemento más fuerte y el más débil también, sobre el cual enfoco toda mi energía y atención siempre. Para definir qué clase de kayakista quiero ser en el agua y también qué puedo compartir con otros, qué deseo transmitir a la gente que se ha subido a un bote y ha experimentado bienestar y paz. Me enfoco en la mente porque por ser débil puede ser acechada no sólo por el miedo navegando, también por otros fantasmas más nocivos que éste.. Tal vez el miedo a veces sea sabio.

La pasión es un fuerte móvil para trabajar hoy. Tierra del Fuego el preciado medio en que me ha tocado interactuar. Un medio con carácter firme y constante. Donde ciertos factores se tornan vitales, si uno desea ingresar más en los dominios de ese espíritu del que siempre hablo. El espíritu que respeto por sobre todo. Por sobre toda técnica, la tecnología, el hombre y sus circunstancias…En mi opinión la última palabra la tiene y tendrá la naturaleza siempre, como ya he dicho y me ha tocado ver en alguna oportunidad.

El medio es perfecto, simplemente en la forma en que es. El hombre es el elemento débil, defectuoso y objeto de trabajo. Su motor puede ser trabajado, pero su mente es un elemento tan delicado que puede albergar los más variados matices, no siempre llevándolo a buen puerto.

Mi reflexión hoy es: qué clase de kayakista quiero ser primariamente en mi mente para intentar cerrar otros aspectos luego.

Qué tomo y qué descarto. Qué parece ser necesario y qué está demás.

Qué es lo válido en la actividad y qué no.

Hay tantas cosas estandarizadas en la actividad y una tan única. El ser humano. Diferente a todo. Arrogante frente a la naturaleza. Egocéntrico frente a sus pares. Absoluto frente a  sí mismo y  frente a ese medio inconstante y cambiante al que se ha aventurado.

Cuanto más leo, más escucho, más aprendo quien deseo ser.

Nada es tan absoluto frente a lo natural. Menos el hombre con su mente. Todo sirve en cuanto nos provea más seguridad o contribuya a la sensación de ella.

Soy de ese kayakista que prefiere las opciones, que descarta el ego, que prefiere suponerse débil, en vez de decir: "eso a mí no me pasa", para trabajar sobre la mente como entiendo que es fructífero hacerlo.

Quiero hacerme fuerte desde la noción de mis debilidades, con todas las opciones a mi alcance. Trabajando duro con ellas.

Acepto todo. No descarto nada. Porque frente a los elementos todo sirve, y puedo ser el paquete de diferentes destrezas, que se convertirán en más opciones cuando se me presente el desafío en el camino.

Sí descarto el mito, de la perfección de lo técnico, como único medio, al precio de otras destrezas.

Deseo sí trabajar la cabeza, el criterio, sentido común. Para abrirme a un número de alternativas. Mezclando y amalgamando componentes que aporten opciones que puedan encajar mejor, servir a este kayakista particular que soy.

La única forma que tengo de saber es la prueba, la práctica de todo aquello que pueda ser una opción. Mi meta es crecer, lograr tener técnicas de recuperación eficientes y confiables que funcionen cuando sea realmente necesario. Aquí, en Tierra del Fuego. Buscando el éxito consciente siempre de los factores que hacen a mi situación única, y tan particular como mi mente. El diseño de mi kayak, mi fuerza, agilidad, ropa, chaleco, nivel de energía, mi auto confianza, las condiciones de las aguas, el equipo disponible y mi técnica, mi conocimiento básico.

Deseo ser versátil, tanto como aquellas condiciones que pueden alterar o inhibir mis habilidades de autorescatarme sin salir del kayak o fuera de él, o en la asistencia de otros. Cuantas más formas de reingreso tenga más será mi éxito potencial.

Deseo sí ser definido como un kayakista que rema en Tierra del Fuego, las aguas que más respeto generan. Las que más prueban. Sin por ello descartar y clasificar aptos y no aptos. Son las aguas que mejor preparan, porque no dan tregua y llevan al camino de la instrucción indefectiblemente. Porque siempre le indican al hombre que no tiene la última palabra, que debe acompañar y acatar. Ser cauteloso, consciente, humilde, organizado. Y versátil, tanto como el clima fueguino.

Moni

1 comentario:

  1. Moni:

    Excelente entrada. Muy buenas palabras, no sólo en cuanto al kayak, sirven para reflexionar sobre muchas de nuestras actitudes en las diferentes cosas que hacemos en la vida.

    Besos desde Buenos Aires!

    Patricia

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