jueves, 5 de enero de 2012

Hombres de Mar


"La frase "HOMBRE EN EL AGUA" había modificado toda la rutina de  la embarcación, que ya estaba en alerta de emergencia..."






El sólo leer este artículo en la quietud de mi casa me aprieta el estómago, me conmueve. Me traslada un dramatismo, un cúmulo de sensaciones. Es como una visión onírica,  que leí muchas veces en libros de aventuras marítimas en el cono sur. Me transporta a una escena imaginada, una increíble visualización que sobrecoge. 


Aún al local fueguino... que siente a flor de piel la convivencia con unos de los lugares más respetados en el mundo.


El mismo sentimiento me invade, como tantas veces en el agua, arriba del kayak y en tierra también.


La fuerte emoción que nace de presenciar la esencia salvaje de nuestra Tierra del Fuego, el semejante poder que puede tener. Un lugar donde las experiencias siempre serán fuertes y marcadas, para cualquiera.


Una tierra indómita como antaño, que sigue teniendo la última palabra. Siempre.


Su amplia fama, se reformula y reafirma una y otra vez. Y se redefine en esta perfección natural, increíblemente poderosa, que acuartela al recurso humano, y lo hace sentir increíblemente vivo, en cada fibra de su ser...


No importa donde haya "hecho tierra" esta vez...


 Es una conexión de primera línea que lo catapultó a una experiencia inédita, como de otra dimensión. Una experiencia superior, en la que no veo terrenalmente los precios de los cuales luego se habla. El precio sólo proviene de una traducción exterior, tal vez desviada.


 No hablaría de precios, sí hablaría de intención, de deseo. Algo muy interno, muy personal, intocable, no palpable. Proviene del alma. Y ahí no somos todos iguales. No caben las estandarizaciones, ni las generalidades.


El alma del aventurero, tan perfecta, como un anhelo acariciado muchas veces. Que lo impulsa a ir muy muy lejos, donde otros no se aventurarían...;


quién puede encasillarla, quién puede encuadrar algo tan de uno?. Es nuestro legado, nuestro derecho de encarnación, nuestra visión única, la marca indeleble de nuestra individualidad. 


Ese espíritu nos hace ser, dentro de esto que creemos que somos:



"ese espíritu que era más osado que la materia, ese amigo que tuvo la experiencia de salir vivo de algo muy poderoso, y esa gente que puso su cuerpo y estrategia en acción para que todo terminase de la mejor manera posible.


Emocionada, conmocionada y alentada, por esos espíritus, todos involucrados en esa historia..." (Fabiola)








Espíritus aventureros que no tienen que ser  reparados, ni compuestos, ni salvados. A un alma no se la rescata, es perfecta en sí misma. Y es de uno.


Alguna vez escribí:


"cuando el soñador sueña mucho y sueña en grande, a menudo su sueño lo lanza a la acción.


Se ve arriba del kayak, ya siente la espuma de la sal marina en la boca. Sobre la partida, la adrenalina se traduce en palpitaciones y una fuerte carga emotiva aprieta el estómago, mientras la cabeza trata de poner equilibrio a ese mar interno.. tantas veces contenido y hoy finalmente desatado.


Su  sueño lo transportó miles de veces al cruce del Le Maire en una relación por momentos amigable en la visión más benévola..; en la otra cara, la realidad repasada en escritos de tantos navegantes: un hueso duro de roer.

En esa visión casi onírica, aparecen las formidables paredes de Isla de los Estados, acantilados capturados en la retina del soñador hace ya tiempo.. algo sencillamente único e incomparable..."





Es esta una tierra de imágenes impactantes, de navegaciones duras, en todo tipo de embarcaciones. Un increíble campo de escuela para todos. Un escenario sobrecogedoramente aterrorizante a veces. Y perfecto a la vez. Una inspiración constante. Algo puesto en la creación sabiamente.



 Un mundo que lo hará "navegar" al hombre hacia lugares de su mente y su ser, muy recónditos, especiales. De los que no se habla, cuando hablamos de técnicas, físico o equipo.


Un lugar donde este hombre se está conociendo por primera vez, se está enfrentando a quien realmente es. Y hay equilibrio y  perfección en ello, si se pudiera captar la imagen más amplia. 

Y es éste un paquete que va a atesorar, vaya a donde vaya. Porque hubo una intención que brotó desde muy dentro de su ser y lo llevo allí. Y lo colocó en el lugar que debía estar. Y sus respuestas llegaron, en el lugar y el momento adecuados.

Y hubo equilibrio en ello.

La experiencia que lo llevó a sentirse increíblemente vivo, a captar en primera fila, la magnificencia de la naturaleza de la que ese navegante es parte.. porque tal vez en su esencia eso es lo que lo llama, pulsa en su interior muy fuerte. Y él responde sabiamente a su propio llamado interior.

Nada está separado, somos un todo. No hay aquí ni alla. Estamos en todo. En ese lugar tal vez esta conexión tan espiritual pueda captarse mejor, y la esencia de lo que somos pueda brillar muy intenso, no dando lugar al miedo físico, pues somos mucho más que la materia...

Y la elección de ese navegante, o de ese ser, se muestre así misma. Y se le revele. En cada remada adrenalínica, en cada arrebato del mar en el barco... 

Ese es el camino, que todos transitamos.

Unos en kayak, otros a bordo de embarcaciones más grandes, con otro propósito, el de cuidar y rescatar. Pero unidos por el mismo hilo conector. La identificación con el mar. Cierta sensación de libertad que viene de muy muy adentro.

 Un hilo que conecta, que vislumbra los mismos códigos, que se sobreentienden, sin necesidad de falsas críticas. Más bien con cierto respeto y honor. Una perfecta alineación, que lleva a entender por qué un hombre se interna en un mar fueguino, a descubrirlo y descubrirse a sí mismo....

Moni













1 comentario:

  1. Lo mejor que se escribió, desde que pasó lo que pasó. Adrian Vath, desde La Plata. Felicitaciones

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