lunes, 6 de febrero de 2012

Punta Arenas - Ushuaia Canal Magdalena (2 Parte)

        "Tengo todo empapado en el tambucho trasero" Marcelo


Al otro día nos levantamos muy temprano para tratar de aprovechar al máximo la jornada. En lo que es la preparación para empezar a estibar los bultos confirmo que tengo una filtración importante de agua que proviene del ensamblaje del timón. Esto no sería problema si el bote es de fibra, pero... no, mi kayak es un Prijon modelo Kodiak, de plástico.


El Milodón: fue mi kayak hace un tiempo y ahora está en manos de Loly Villanueva, nuestra amiga, que no dudó en prestármelo para este viaje.
No es fácil que te presten un kayak para tamaña travesía, no hay palabras de agradecimientos. Sin el Milodón no hubiese podido ser de la partida, ya que mi Nordkapp lo compré bajo la condición de que cuando viniera Justine quedaría a su disposición.

El Kodiak no es de mi talle, me queda muy grande, por eso lo vendí. En este viaje eso se hizo sentir, pero no empañó en nada lo vivido. Gracias Loly !!!


Intentamos repararlo con poxilina pero sólo se minimizó la rotura. Estaba condenado de aquí en más a ser muy cuidadoso con las bolsas secas o lo pagaría con humedad.

Partimos con rumbo sur y nos encontramos ahí nomas con punta Zig Zag. Ya había una importante brisa, que se fué convirtiendo en viento, justo en el cruce del canal Gabriel, este divide isla Dawson con la famosa cordillera Darwin.

Este cruce es de 6 kilómetros, lo vivimos con corderitos que reventaban a estribor y ráfagas por momentos fuertes del noroeste, que nos hacían perder el rumbo de nuestros kayaks. Nos cruzamos en este tramo con un barquito pesquero que apenas iba viento en contra. Estó duro todo el cruce, lo bueno era que a favor teníamos una corriente que nos llevaba muy rápido a la boca del canal Magdalena.



ENTRADA AL PARAISO DEL MAGDALENA

                 " Allá atrás de la islita hay una ballena" Javier

Ni bien entramos al canal todo cambió. El agua era un aceite. Javier nos alertó de que había una ballena.
Yo sólo podía ver una familia de lobos marinos sobre unas rocas. Ni bien nos fuimos acercando la pudimos ver todos. Fue un momento único.

Este mismo día veríamos un total de cuatro ejemplares, breves avistamientos pero muy apasionantes, mostrando sus bellas colas veteadas, estimo que por estos rasgos sería la ballena Franca Austral.

El panorama era como si estuviéramos en Puerto Pirámides, sólo que en el medio de la nada. Sólo nosotros. Sólo ellas. En un lugar altamente especial. Esto no se parece a nada. Es único.

Fue muy emocionante lo que estábamos viviendo, nos sorprendió gratamente el Magdalena.


Cruzamos a la costa de enfrente y nos dispusimos a buscar, después de unas cuantas horas, un lugar para acampar, sobre la isla Capitán Aracena, cuando nos empezaba a ganar el cansancio fuimos a parar a una pequeña pero hermosa playa, que sería nuestro punto final del día. Los árboles y todo el entorno estaban cubierto por musgos, producto de la humedad que prevalece en esa zona. El lugar invitaba a pasar la noche.




Al día siguiente navegamos hacia isla Laberinto. Es una zona de hermosos archipiélagos, de islotes verdes; la mañana se presentó muy gris y por momentos lluviosa. Unos lobos jugaban solos y no se preocuparon de que le pasemos al lado, es una sensación hermosa ver que interactuamos con estas especies sin sentir que somos intrusos en su lugar.



Pasamos la bahía Stormy, ya todos muy empapados y cansados, sólo restaba buscar un campamento por ahí cerca, o bien terminar la jornada cruzando hacia la costa sur, a la isla grande de Tierra del Fuego. La idea de avanzar y llegar a costas diferentes era el motivo para seguir remando un rato más.

    
 "Crucemos al frente, no son más de cuatro kilómetros"          (Fernando)




Estábamos asqueados de remar bajo esa lluvia, pero el comentario de Fernando nos motivó. Finalmente "en media hora estaríamos buscando campamento"; sólo unos pinguinos condimentaron la tarde de color plomo, como para incentivar a estirar un poco el día de remo, un poco más de esfuerzo se vería reflejado en kilómetros ganados.



Isla King

Enfilamos apuntando a la isla King, todo fue bien hasta que llegamos a la mitad del cruce, se empezó a poner pesado ya que se levantó un fuerte viento en contra y se armó un escarceo muy duro, producto de dos corrientes que venian de ambos lados de la isla. El viento jugaba a sacarnos las palas de las manos...
"Qué hacemos aca", me preguntaba. Ya era tarde, había que aguantar, no quedaba otra alternativa.

"No avanzamos una mierda sigo viendo esa cascadita al costado desde hace media hora" (Sebastián)

Era imposible avanzar, tuvimos que remar con toda nuestra energía, no nos sobraba nada. Mi kayak de plástico se hizo sentir realmente y quedé al último. Le pedí a Javier que se quedara cerca mío por el sólo hecho de sentir que no estaba solo en esa exigencia, que me iba consumiendo de una manera muy rápida.

Después de casi dos horas logramos superar este primer obstáculo que nos proponía la travesía, la cosa se entraba a poner dura.
Más tarde en el GPS veríamos que la corriente nos hizo hacer una media luna, cuando pensábamos que íbamos en línea recta. El total de ese tramo al final fue de ocho kilómetros penosos : isla King: nunca te olvidaré, de eso estoy seguro, y no por ser la más linda de las islas!

Llegamos a la costa de enfrente y tiramos nuestras carpas sobre un turbal todo irregular, un lugar muy feo que no invitaba a disfrutar ni siquiera un buen plato de comida. Sólo queríamos guardarnos para enfrentar la jornada siguiente más descansados. Habíamos hecho un total de 43 kilómetros y el último tramo nos había dado para que tengamos y guardemos.

CANAL COCKBURN

"UN DIA ALGUIEN NOS APAGO LA LUZ POR TIEMPO INDETERMINADO"


La entrada a Cockburn fue áspera, ya empezamos a sentir que de aquí en más todo era mucho mas difícil,  nuestro avance se limitaría en kilómetros. Llegamos a hacer 16 kilómetros como mínimo y 20 como máximo en cuatro días, ahora sí la cosa se iba a poner pesada.

Desde isla King avanzamos el primer día a inmediaciones del seno Bluff. Mucho mucho viento, esto sería así de aquí en mas. Realmente desgastaba, y a eso hay que agregarle la lluvia, que no paró nunca. En esta zona no hay Gore Tex que aguante, nuestros trajes pasaron de ser secos a ser mojados o húmedos con suerte.

La vegetación entró a desaparecer y los animales ya no eran vistos con la misma regularidad que en días anteriores. 

Me pregunté muchas veces en algún momento mientras remaba, cómo podía ser que una raza canoera como la Kaweskar subsistiera en una zona tan castigada como ésta. Los Yámanas eran unos afortunados del otro lado del canal, o bien eran más bravos y los corrían a éstos a zonas más desprotegidas. 

Dura la vida del pueblo kaweskar. Yo, a lo sumo en veinte dias, estaría comiendo una milanesa de 40 cms. y esto sólo quedaría en el recuerdo.



 "BOTAS DE GOMA BENDITA TU ERES ENTRE TODOS LOS SHOES"

Marcelo 2da. parte











1 comentario:

  1. Recien tomo en cuenta al grupo kaweskar, si los habia leído no lo registré. Como impacta la capacidad de adaptación del cuerpo humano en libertad, si no fuera por propia decisión posiblemente no habrían subsistido.
    Me gustó lo de las botas de goma, como sigue?
    Linyera.

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