viernes, 10 de febrero de 2012

Punta Arenas - Ushuaia (Cockburn) 3 parte

Por más que estábamos en una naturaleza salvaje y hostil, con el físico cansado, despues de quizás haber pasado por un fuerte stress, siempre estuvimos receptivos al momento que nos regalaría la jornada. Disfrutamos mucho  este tipo de cosas, sabíamos que se trataba de un viaje único, y por eso mismo nos deleitábamos con lo poco o mucho del día a día, esa conexión con el disfrute siempre estuvo presente.

Hombres mirando al sudeste

"OOH!...,OTRA VEZ ESTÁ LLOVIENDO!" (FERNANDO)




De aquí en más aparte de la lluvia, viento, neblina, debimos incluir los porteos de los kayaks, hacia arriba, encima de tremendas piedras resbaladizas por las algas.
 Esta maniobra se repetía cada vez que elegíamos un lugar para acampar y al otro día para volver al agua. Los kayaks estaban sumamente cargados y por demás pesados. Debíamos entre todos moverlos de a uno, uno en proa, otro en popa y los otros dos de cada lado del cockpit, muchas veces nos quedaba la duda de que a pesar que lo elevábamos sobre el terreno, nunca sabíamos realmente hasta dónde llegaría el agua.

 Producto de estas maniobras, el kayak de Fernando en este tramo sufrió un golpe en una piedra, la fibra se resintió, la reparación fue simple, con una cinta que soportó todo lo que quedaría de viaje.

No sólo los kayak corrían peligro de golpe, andar arriba de esas piedras resbaladizas, concentrados en hacer fuerza, podría provocar como mínimo una torcedura.., una lesión por mas mínima que sea, en esos lugares desolados podría ser un gran problema.


"EN ESTE VIAJE VIMOS MAS SENOS QUE EN TODA NUESTRA VIDA" (Marcelo)

En el cruce del seno Bluff tuvimos que esperar que baje la intensidad de las ráfagas de viento, nos quedamos detrás de un cabo refugiados del viento, tuvimos todo el tiempo del mundo, y hasta lo gastamos en una siesta al aire libre.
Hasta que apareció él, con toda ese elegancia, mostrando esa imponente envergadura: un cóndor que sobrevoló varias veces muy bajo por arriba de nosotros. Luego de esto dije: ésta es la señal, e invité a todos a cruzar. Mi teoría sin lógica se basaba más que nada en la inyección energética, de ver un bello ejemplar emblemático en la zona,  que nos hizo salir de nuestra agónica espera.



Tanto el seno Bluff como el seno Sargazo y seno Brujo los cruzamos con viento. Tratamos de esperar que aminoren, pero en menor o mayor medida las ráfagas siempre se levantaban en pleno cruce. Yo me compré un reloj con barómetro, al principio miraba mucho el gráfico indicativo, pero no tuve en cuenta que en Tierra del Fuego la presión atmosférica sube y baja de la nada, por eso mirar el reloj en medio de un cruce no era lo más conveniente para la psiquis.
Uno trata de no meterse en problemas pero la realidad es que quien programa una travesía por esta zona siempre va a quedar expuesto a imprevistos climáticos.

SENO BRUJO


Llegamos a este lugar después de seis días, y como bien dice la biblia en el séptimo día descansarás. Por eso nos tomamos un día más sin remar, no por ser ultra católicos, si no que estábamos cansados de la monotonía de la lluvia y de  los constantes vientos.



En nuestra jornada de descanso no salimos de la carpa en todo el día, el tiempo se ocupó en lectura y música, ya que Fernando se dio el gusto de traer su "ukelele". Además estábamos sobre un colchón de turba, lo que hacía más cómoda la estadía obligada en seno Brujo.

Nos hablábamos de una carpa a otra, la lluvia y el viento se hacían sentir muy fuerte dentro de nuestras carpas. Un varillazo en la cara despertó a Javier de una siesta, ese día sólo nos juntamos una vez todos, para comer en una sola carpa. Cuando se escuchaba un cierre de carpa era seguro que alguien salía y se aprovechaba la oportunidad para solicitarle algo de los kayaks... no estaba bueno mojarse en esa copiosa lluvia. Las comidas dentro de la carpa se tornaron habituales, por la prolongada lluvia.


Al día siguiente costó mucho tomar la decisión de salir, el clima había apenas mejorado, nuestros refugios nos mantenían dentro de todo cómodos, una carpa en un lugar así es lo que mejor se aprecia...

Entre carpa y carpa deliberábamos a los gritos qué hacer, hasta que tomamos coraje y decidimos salir ese día.
Dos días en ese lugar  podría ser hasta desalentador, así que empezamos muy lento a desarmar nuestras cosas y a vestirnos para navegar.

Un día más de viento con lluvia o lluvia con viento, según el que se presentara primero sabías qué esperar:

Teníamos por delante una jornada que estaba planeada para terminar en isla Aguirre. Esto sólo quedó en los planes, ya que el viento en contra nos despeinó las ganas de avanzar. Al pasar seno Chasco encaramos como para seguir, pero el viento dijo basta por hoy y regresamos en busca de una bahía pequeña, derrotados por la naturaleza, aceptamos el resultado como buenos fueguinos que entienden cuando es suficiente. 

Ya estábamos en el sector oriental de península Brecknock, el avance no había sido importante, pero al menos ese día ganamos en kilómetros igualmente. Queríamos salir cuánto antes del viento en contra y poder de una vez por todas escuchar las ráfagas por detrás de nuestros hombros... pero bueno todo era cuestión de paciencia, seguíamos proa al oeste, y cada día que pasaba, si bien avanzabámos, el costo físico era elevado.

EL SKUA

"ES EL TABANO DEL MAR" (FERNANDO)

Párrafo aparte se merece esta ave, que llamó muchísimo la atención, por la agresividad de su carácter. A los pobres cormoranes los tenían de hijos, los atacaban todo el tiempo tirándose desde el aire en picada, los cormoranes sólo atinaban a sumergirse para evitarlos, y salían varios metros más allá.
 A nosotros se nos posaban muy muy cerca de nuestras cabezas como desafiándonos, nunca me imaginé que el carácter de estos bichos fuera así de combativo. Supongo que son muy territoriales y eso los tiene todo el tiempo en guardia, me sobrevoló uno muy muy cerca, "nos miramos fijamente a los ojos, parecía que le salía espuma por el pico"..., sólo atiné a tocarlo con el remo, como para marcarle que estaba tan en guardia como él, y le grité: "Echá pa´tras malevo"; levantó vuelo amedrentado o bien se fué pensando: "pobre huevón, no da ni para un picotazo."



PUNTA CHASCO

La salida del seno Chasco fue tranquila, pasamos por adentro de una bahía cubiertos por una gran isla que nos protegía del Pacífico. Luego nos metimos en otra bahía más pequeña, pero igualmente resguardada. Hasta que llegamos ahí..., Punta Chasco, para mí lo más duro y difícil que viví en el viaje.

Aparte de lo ya incorporado,las fuertes rachas de viento y lluvia, nos encontrábamos con el mar abierto con grandes olas y mucho escarceo, por la costa que cae en picada e islas de rocas. Ni bien doblamos empezamos a trepar olas sólo para que cuando llegáramos al momento de llegar a la cima, nuestras proas fueran barridas por el viento. 
El avance era nulo prácticamente, el movimiento del mar se puso muy peligroso, debíamos salir de ahí como sea. Lo peor de esta parte fue que nos alejamos mucho uno de otro, no había comunicación en ese estruendo de olas y viento. La cosa estaba saliéndose de las manos, un vuelco ahí era un grave problema. 

Internamente, viendo que no podía llevar hacia adelante ese pesado bote de plástico, pensé en pegar la vuelta. Pero esto ocasionaría el dividirnos y poner más en riesgo todo.
Quedamos separados, cada uno en su tormenta; la consigna era salir de ahí cuánto antes y aguantar lo que viniera.
Yo veía por delante cómo los otros kayaks se ponían casi en vertical para ganar la ola. Arriba los esperaba el spray del agua, producto del viento que barría con todo lo que se aparecía, entre esa gran masa de agua. 
Javier se quedó conmigo atrás, y muy de a poco fuimos ganándole al temporal. Recién nos pudimos encontrar todos después de casi una hora detrás de una isla.
Ese día fue de mucho stress. Sabíamos de la fama de Brecknock y el Pacífico, pero no hay como vivirlo a flor de piel.

A punta Chasco le dedicamos el siguiente tema de la Renga como para ilustrar lo vivido ese día, un poco exagerada la letra pero encuadra bastante bien la situación:

"Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos. Al lado de él estaba la muerte, con una botella en la mano..."

Tomamos un descanso arriba de los kayaks, más que un descanso fue tomar coraje para seguir remando, ahí no nos podíamos quedar y volver para atrás era una locura...

Doblamos la isla y ahora nos disponíamos a navegar a Pacífico abierto. Tuvimos que atravesar un archipiélago de islitas que provocaban escarceos pero no ocasionaban mayor dificultad; después de estar dentro de un lavarropas ya nada era tan grave. 

El cruce se hizo largo. Fue muy lindo remar el Pacífico, era pintoresco y había luz, hacía rato que no veíamos un rayo de sol. 

Nuestro destino ya estaba dictado, isla Aguirre nos esperaba después de pasar el canal Ocasión.


Marcelo 3ra. Parte





1 comentario:

  1. Muy bueno el relato Marcelo...ahora a esperar el continuará...
    abrazos

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